Harry Potter Fanatismo Mágico [Fantastic Beast-Banshee]

Para la actividad de Shani Magic Beast, el segundo.

Cualquiera pensaría que con una apariencia como la de ella, causaría el suficiente temor para mantener a raya a cualquiera de aquellos magos, una piel verdosa y un cuerpo casi cadavérico solía desanimar a cualquiera y así era perfecto, a ella le encantaba su privacidad.

A ella "le encantaba", pues ya no existía más, hace poco menos de una horas, había comenzado todo. Se encontraba vagando entre la niebla del bosque ululando el canto que caracteriza a las de su clase, pensando el muerte, para variar, cuando ocurrió. De entre los matorrales, emergió esa mujer, tenía el cuerpo rollizo y el pelo rizado.

— ¡No puede ser!— exclamó exaltada.

La Banshee sonrió para sus adentros, una victima más que sumar a las tantas que ya contaban entre sus filas, se dispuso a gritar para luego ver desvanecer la vida en sus ojos, más al observar bien se dio cuenta, no había gritado de miedo, era...¿emoción?.

— ¡No puede ser!¡No puede ser!¡No puede ser!¡No puede ser!¡No puede ser!—repetía la mujer mientras se le lanzaba encima.

Ambas caían colina abajo y a esta no le importaba en lo más mínimo. Al caer furiosa se dispuso a gritar de nuevo pero ella le cubrió la boca en un rápido movimiento.

— Por favor, tienes que intentarlo conmigo, solo una vez, se que conoces la letra...Un caldero lleno de amor fuerte y caliente...ooh...es tu turno...

La criatura mágica la observaba con un tic nervioso en el ojo completamente desconcertada sin saber que hacer. Buscó retroceder pero no lograba superar su fuerza.

— ¿Cantarás?— preguntó ansiosa y la Banshee decidió afirmar.

Ella se levantó y le dio la mano, ella la miró por un momento preguntándose si lo que ocurría era real, observó a sus lados nerviosa, a su derecha había un sendero, en cuanto lo vio, corrió sin mirar atrás.

Luego de unas horas parecía haberse calmado, esa mujer no había aparecido en su hogar y parecía que jamás lo haría de nuevo, comenzaba a dormitar o lo que sea que hicieran las de su especie, cuando su paz se rompió nuevamente.

— ¡Aja!, ahora lo sé, Celestina debe estar oculta aquí, Celestina, por favor soy tu admiradora—declaraba la señora mientras se colaba por la ventana por la que apenas cabía.

Estaba atrapada no tenía a donde ir, se supone que ella debía infundirle miedo, no al revés. Arrinconada, mientras la mujer tomaba un trozo de su cabello, ella abrió la boca y gritó.

Luego de unos segundos esperó ver a la mujer en el piso ya sin vida, se libraría de ella de una vez y por todas, sin embargo, estaba allí, sonriendo, encantada, tomando sus manos juntas admirandola.

—Has encantado mi corazóooon....—cantó desafinada como completando su grito.— no esperabas que pudiera hacerte segunda voz ¿verdad?, he estado ensayando— declaró alzándose el mandil que portaba.

—¡Mamá!— exclamó un muchacho de pelo pelirojo que retrocedió la ver la Bashee poniendo una cara de terror.— papá, papá una...una...

— ¡Vaya!— prorrumpió un hombre al entrar y observar a ambas— así que era eso, lamento mucho todo esto, de verdad lo lamento.

— Pero...pero...papá, es una Banshee...

— Ron, llévate a tu madre ahora de aquí, temo más por la pobre criatura.

El muchacho tomó a la mujer que acariciaba el mechón de cabello que le había quitado.

— Yo emmm, de verdad lamento todo esto...mi esposa, Molly a ella le gusta Celestina, ya sabe... Un caldero lleno de amor fuerte y caliente ooh ooh...¿no?...pues... espero que les crezca rapido el cabello a ustedes, Arthur Weasley un placer...— el hombre hizo como que le tendería la mano pero ante el gesto de rabia en su rostro, retrocedió lentamente y guardo su mano en el bolsillo— le enviaremos una tarjeta en Navidad.