Isla Caballete

Mimi Honda

Con un sonido metálico, Skarmory regresó de vuelta a su posición, desplomándose a los pies de su entrenadora apenas segundos después de tomar tierra. Effy lo devolvió a su esférico, liberando entonces a Alakazam y teletransportando otra pokéball gracias a este.

¿No iba a rendirse, eh?

—Con lo fácil que es entrenar en un dojo...—musité con resignación, sentándome en una roca musgosa del claro. Apenas había andado y los pies ya me estaban matando. Por si eso fuese poco, la humedad del ambiente iba a dejar mi cabello hecho un absoluto desastre.

Momo, que ya había recuperado su salud, observaba el entorno con asombro y regocijo, sintiéndose como pez en el agua. Con las mejillas ligeramente coloreadas y una leve sonrisa en los labios se sentó y cerró los ojos con las manos sobre sus regazo, disfrutando de la paz y del sol que se filtraba a través de las copas más altas. Chie se había acurrucado a su lado en completo silencio, y movía sus orejas al son de la brisa.

Tanta vegetación, flores, árboles... el murmullo suave de las hojas...

Alcé la cabeza.

Aunque era tarde, aún no había empezado a anochecer, pero no dudaba que la noche se nos echaría encima antes de que Emily lograse alcanzarnos. No podía ser seguro andar por la selva en completa oscuridad. Alguien podría caerse, tropezar... ¡Y ni hablar de los pokémon que salían a cazar en el crepúsculo! Sentí un pinchazo de súbito temor. ¡Oh no! ¡Definitivamente no era seguro andar por la jungla de noche! ¿Qué diablos estaba pensando Effy?

Aprovechando que ni Hubert ni doña perfecta estaban mirando, saqué a Katze de su esférico. Era un pokémon rápido y sigiloso, nadie notaría su presencia. Sus ojos verdes me observaron con frialdad y atención.

—Ve con Emily— le ordené en un susurro—. Procura que no le pase nada.

Con un sereno asentimiento, la silueta de Liepard se perdió entre la espesa vegetación de la selva.

 

—Dame un poco de eso, ¿quieres?— Natu, el pequeño pajarito juguetón, seguía comiendo. Caso omiso a mi orden.

Este era Ukitashi, aquel entrenador proveniente de algún pueblo muy pequeño como para ser recordado, rico más en suerte que en capacidad para el entrenamiento Pokemon. El alegre y despreocupado muchacho de la gorra roja, que de nada se daba cuenta, que lo elemental olvidaba, y que se perdía de vez en cuando, solo de vez en cuando, junto a su fiel y paternal compañero con una enorme flor en el lomo.
Y cómo olvidar a su fénix, su rapaz y brava ave de compañía, Natu. Este era más como un hermano abusivo.

Las risas de Emily, las aventuras de Liza, los sabios consejos de Alf, el buen ánimo de Steve; y tantos otros recuerdos de otros tantos pintorescos personajes que habían estado con él, lo invadían. Pero era algo ajeno a todo lo que realmente no lo dejaba dormir (Además de tener que levantarse en plena madrugada a orinar litros de Frizz!) ¿El recuerdo de Dante?

—Hey, te dije que me dieras un poco de eso ,¡muero de hambre!— A pesar de insistir, Natu, quien sí me oía, estoy seguro de que sí, obvio que sí, pajarraco sé que me estás oyendo, no se inmutaba. Yo solo quería un mordisco de la fruta. Maldito egoísta, por estas cosas no logra evolucionar.

Me resigné cuando vi el pico del pajarito devorar por completo el fruto. Qué va, que estas cosas pasan, que es un pokémon, felizmente soy vegetariano, aunque realmente no, sino ya me hubiera comido a... Qué va, estas cosas pasan, tal vez me estoy volviendo loco y es tiempo de salir, o tal vez solo lo segundo, qué va, ¿no?
Me había vuelto un isleño, la arena era parte de mis pies, así como el mar. Mis pokémon parecían disfrutar la estadía, sobre todo a los que acostumbraban estar fuera de sus pokeballs, ya saben. Pero ya era de mutar, oh sí, hablo en serio esta vez.

Mochila... ¡Lista!
Gorra... ¡Lista!
Pokeballs... ¡Listas!
Frizz! ... ¡Más que listo!

En verdad este era Ukitashi, aquel entrenador proveniente de algún pueblo muy pequeño como para ser recordado, rico más en suerte que en capacidad para el entrenamiento Pokemon. El alegre y despreocupado muchacho de la gorra roja, que de nada se daba cuenta, que lo elemental olvidaba, que se perdía de vez en cuando, ¡y que estaba completamente listo para su regreso al estrellato!

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Alguien de buen corazón que me diga... ¿Dónde está Dante?

 

Kingdra aguantó y procedió a usar Salmuera.


KINGDRA: Agua/Dragón (Balanceado)
Nado Rápido: Gana un punto de agilidad extra cada vez que salga al campo y esté en efecto Danza Lluvia.
Salud: 40/150
Fuerza: 185 (15)
Resistencia: 200 (10)
Agilidad: 3/3 (90 de Velocidad) (5)
Movimientos:
-Hidrobomba (70 Potencia, Agua) (Usos: 3/3)
-Pulso Dragón (60 Potencia, Dragón) (Usos: 2/4)
-Salmuera (40 Potencia, Agua; la potencia de duplica si el enemigo tiene menos de la mitad de sus PS)
-Danza Dragón (Sube en 10 la Fuerza y además restaura un punto de agilidad perdido) (Usos: 2/2)

 

Finalmente, después de un largo, largo viaje Staraptor había decidido dejarme en mi primer punto de salida: Isla Caballete, la sorpresa fue que cuando aterrizamos parecía ser que el entrenamiento de Emily ya iba en otra fase, porque a decir verdad ya no había nadie a la vista en esa parte de la isla. Suspiré, el hecho de esperar tampoco era tan malo así que con la compañía de Staraptor y Typhlosion [que se había escapado de su pokebola a penas tocamos la arena], me senté tranquilamente sobre la arena.

Quien sabe, tal vez el esperar un poco más aquí trajera algo positivo nuevamente. La paciencia siempre era bien recomenzada, ¿verdad?

 

Ya todo estaba listo para mi partida, en efecto.
Después de unos fastidiosos minutos, logré que Natu se posara sobre mi cabeza, el desafío era convencerlo de que me sacara de este lugar, qué pereza.
El inicial, al notar la terquedad del pequeño, me ofreció su lomo.

—Bueno, supongo que alguien debe habitar esta Isla— Era cierto, había estado mucho tiempo aquí, sin embargo solo había habitado cierta área en la playa, el resto de la Isla, en cierto grado, era misterio. Así pues, empecé mi recorrido por la orilla.
Obviamente, no tenía la esperanza de encontrarme con alguien en específico.

Natu seguía terco habría que darle o un buen paseo o una gran sorpresa para que se animara.

 

Después de un par de mitos mirando hacia la nada intentando pensar hacia donde se habían ido los demás o si alguien realmente se había quedado aquí para entrenar o algo parecido, realmente no sabía que podría tener pensado Effy para Emily y su entrenamiento. Pero todo estaba tranquilo hasta que de pronto, Typhlosion se levantó rápidamente de la arena y las llamas de su lomo se encendieron con emoción.

Miré con confusión el lugar donde estaba mirando Typhlosion y casi al instante comencé a sentir un leve nudo en mi garganta, y tuve que mover levemente mi mano a Staraptor para cerciorarme que lo que estaba viendo era completamente real. Miré en otro par de direcciones y realmente no había nadie, entonces... entonces.. ¿s-si h-había probabilidades que fuera él?

— ¿Ukita? — murmuré con cierta dificultad mientras poco a poco comenzaba a levantarme de mi lugar y comenzar a caminar en esa dirección lentamente, mirándolo aun con cierta confusión. Y mientras más me acercaba la silueta comenzaba a ser más real.. más clara... sintiendo cada vez más fuerte el nudo en mi garganta y cierta presión en mi pecho.

Unas pequeña sonrisa se formó en mis labios mientras aumentaba el ritmo de mi caminar casi comenzando a correr — ¡Ukita! — grité con cierta emoción en mi voz, Arceus... Arceus esto no podía ser ninguna clase de ilusión, no podría

 

Caminé y cami né sin rumbo, esperando que Natu se animara a volar.
Mi paciencia se agotó luego de unos 30 minutos en los que nada sucedió, Ven siguió su recorrido bohemio.
Hasta una tremenda flama se alzó a lo lejos, ¿qué podría ser eso? Un incendio forestal de seguro. ¡

—Acelera el paso amigo, ¡tenemos que salvar el día!—Me puse de pie en seguida, preparé la pokeball de Feraligatr, solo él podría ayudarme. De inmediato, di un brinco hacia adelante, y sin pensarlo, con la adrenalina y probablemente Frizz! en cada una de mis venas, lancé la pokeball y ordené:—¡Bien amigo, adelante, chorro de agua!

En cuestión de 2 segundos, el pokémon salió a toda velocidad y lanzó un potente ataque de agua destinado a pagar las llamas del incendio.
¡Ukita! Un fuerte llamado a mi nombre hizo que abriese los ojos y observase mejor la situación, pero ya era tarde. El pokemon variocolor disparó un fuerte chorro de agua hacia mi hermano, gracias a Arecus Typhlosion pudo esquivar el golpe con gran eficacia.

Cuando la emoción se apagó, Venusaur no se lo pudo creer, frente a él, empapadito y casi a punto de ahogarse, estaba el mismísimo Dante.

—Oh no puede ser... ¡Dante!— El grito fue seco, el abrazo largo.

 

Mi recorrido hacia Ukita se había visto interrumpido cuando sin siquiera haberlo previsto Feraligatr había lanzado un poderoso chorro de agua hacia mi persona o tal vez hacia Typhlosion que estaba detrás mio junto con Staraptor pero ellos no parecían haber recibido nada del agua. Tosí levemente tratando de librarme del agua que había entrado por mi boca y con una de mis manos me deshice del exceso de agua en mi rostro, sintiendo unos segundos más tarde unos brazos rodearme.

Sonreí y cuando pude reaccionar me dejé caer en el suelo para estar sentado en la arena y poder así abrazarlo de igual forma, apoyando mi frente ligeramente en su cabeza — Te odio tanto por desaparecer de esa forma...— murmuré con cierto alivio en mi voz — Pero estoy muy feliz de poder verte otra vez.. — y reí levemente sin intención de querer librarlo del abrazo.

>>Me tenías preocupado..

 

Me odiaba tanto por desaparecer, pero le alegraba mucho más verme nuevamente.
El abrazo se prolongó hasta las lágrimas, se sentía tan bien tenerlo tan cerca de nuevo.

—Creo que ya se está haciendo costumbro esto de desaparecer, ¿eh?— Reí, y no pude evitar incrementar la fuerza de mi abrazo, sin llegar a aplastar su delgado torso. Querido Dante, si tanto me cuidas, ¿por qué demonios siempre nos alejamos uno del otro?

Venusaur se conmovió de igual manera, con una discreta pero sincera sonrisa saludó a Dante, quien era su amigo desde hace mucho tiempo.
Después de haberlo apapachado lo suficiente, lo miré fijamente, estaba igual a como lo dejé, ¿habría notado cambios en mí?

Era momento de abrumarlo de preguntas:—¿Cómo has estado?, ¿dónde habías estado?, ¿qué haces aquí en la isla Caballete?

 

"Creo que ya se está haciendo costumbro esto de desaparecer, ¿eh?"

— Para ti es una costumbre... pero creo que jamás lo asimilaría del todo, sería bastante difícil que decidiera aceptarlo — Sentí como me abrazaba ligeramente más fuerte y pasé una de mis manos por su cabello ya con más tranquilidad, casi ignorando por completo que seguía empapado y probablemente lo estuviera mojando a él también pero... eso era lo de menos en este instante.

Después poco a poco comenzó a separarse casi para analizarme un poco y a continuación preguntarme un par de cosas de una forma bastante rápida, ¿ya era un detective también? — Bastante tranquilo a decir verdad, ah y claro.. seco. ¿Dónde he estado?... ¡casi en todas partes!, lo usual~ — revolví levemente su cabello con una sonrisa — Emily estaba por aquí entrenando con Effy, Hubert y Mimi.. pero ahora mismo no tengo ni idea de donde están..

Miré hacia el resto de la isla y luego volví a mirarlo a él, había pasado ya bastante tiempo.. — ¿Qué me dices tú?, ¿de que forma me explicarás tu desaparición, pequeño Ukita? ¿qué hiciste? ¿cómo estuviste por allí en tu aventura?

 

Dante estaba bien, y eso era lo más importante, me alegré bastante al saber que las cosas estaban en calma. Mencionó a Effy y a Emily, también a Hu y una tal Mimi, de ella no me acordaba para nada, pero era una amiga, seguramente. Al parecer todos seguían echándole ganas al entrenamiento, mientras yo había estado perdiendo el tiempo como un Scoutt. Pero ni hablar, Dante no podría saberlo, qué horror.

—Pues, pues, yo he estado entrenando Dante, me he vuelto muy fuerte, cada día en esta Isla ha sido arduo fortalecimiento para mí y todo mi equipo.

Venusaur miró nuevamente a Dante, y con un guiño le hizo saber que un 80% de los días aquí varados habían sido de ocio y juegos.
Natu, quien brincó al lomo del inicial de tipo planta justo en el momento que Ukita reaccionó como un bombero, reconoció al viejo amigo, era sorpresa suficiente como para animarse a volar un rato.

—... ¿Tú sigues con tu política de No Batallas Pokémon?— Le bromeé, tenía muchas ganas de probarme, aunque estaba casi seguro de que él no accedería, holgazán.

El descanso me había recargado las baterías, a partir de ahora las aventuras serían mucho más divertidas junto a Dante, y procuraría no escaparme, de nuevo.

 

Reprimí una pequeña risa al comprobar con Venusaur que esa oración no era completamente cierta, pero si Ukita decidía decirlo de esa forma los dos fingiríamos que era completamente cierto, pero después, la pregunta que vino me hizo alzar una ceja con curiosidad. Alcé una de mis manos y la coloqué en su frente para empujarlo hacia atrás fingiendo estar un poco ofendido con su pregunta, pero después no tuve mas remedio que sonreír.

— Lamentablemente para ti, sí, sigo sin tener peleas pokemon... Incluso los mios deben estar enfadados por eso, aunque ellos no quieran admitirlo. — me alcé levemente de hombros, restandole importancia al asunto — Estoy seguro que alguien más te podrá dar otra pelea, no desesperes pequeño.

 

—¡Ya ni debí preguntar!— Estaba jugando con él, aunque era cierto que persistía en evitar los combates pokémon, que más da, ya pronto aparecería la oportunidad. Por el momento, lo mejor sería ponerlos al día en tantas cosas que me había perdido.

—¿Emily, ella como está?—pregunté. Algo había pasado entre él y ella desde hace tiempo, o eso creía.

Tras la pregunté me alejé de él, y lo invité a caminar hacia donde estaba yendo en un primer momento, ambos iríamos sin rumbo, hasta que él recuerde a dónde iba, claro.

 

Ukita se había levantado de la arena para comenzar a caminar y yo a mi paso me fui levantando mientras me quitaba la arena que se pagaba a mis ropas y me dedicaba a exprimir un poco mi camisa, las bienvenidas de Ukita siempre eran unicas, pero esta... esta se había llevado el premio en originalidad a decir verdad.

— Oh pues... supongo que esta muy bien — llevé una de mis manos a mi nuca y suspiré — Casi no pasamos mucho tiempo juntos a decir verdad, y cuando hay oportunidad no me gusta meterme en sus conversaciones con otras personas, así que solo me quedo cerca hasta que siento que debo irme, lo normal en mi.

>> Oh, y me supongo que cuando veas a los demás estarás bastante contento, ¿verdad?

 

Emprendimos pues, una nueva caminata, esta vez uno al lado del otro, como en los viejos tiempos. nuestros respectivos pokémon se saludaron y nos siguieron.
Typhlosion no podría olvidar a aquel Bulbasaur con problemas para socializar con los seres humanos, si él no hubiese intervenido, probablemente Venusaur no sería tan amigable. Era una mezcla absoluta de emociones, tanto para entrenadores como para pokémon. Natu, al notar que se movían, brincó hasta donde estaba Staraptor, sin previo aviso, saltó hasta su cabeza y ahí se quedó.

La respuesta de Dante no me había gustado en parte, yo no lo haría algo así, bueno, lo de nuevo, ya no más. Ahora podría avisar.—¡Ahora me tienes a mí!

El tono había sido infantil, tras la pregunta.

—Tengo muchas ganas de ver a los chicos, ¿tú crees que todavía se acuerden de mí?

 

La caminata era bastante tranquila, lo cual me agradaba bastante porque era tal y como lo hacíamos hace bastante tiempo atrás cuando caminábamos por las rutas todo el tiempo que fuera necesario entre charlas y poco más, algo bastante agradable. — ¡Cuento con ello! — pasé una de mis manos por su cabello y sonreí animado.

— ¿Que si te recordarán?— Reí levemente ante la pregunta, era algo obvia la respuesta — Nadie sería capaz de olvidarte, sería algo improbable.

 

Sonreí algo sonrojado, Dante siempre me hacía sentir importante, extrañaba esos detalles suyos. Esperaba que así fuera, seguro en lo eventual nos encontraríamos con los chicos, si es que habían tomado Isla Caballete como lugar de reunión para el entrenamiento... ¿Qué tipo de entrenamiento sería? Seguro Effy tenía un nuevo estilo, o era Hu quien había sacado de sus libros algún método súper efectivo. Si bien la curiosidad era grande, las ganas de querer estar con Dante era mayores, habíamos perdido ya mucho tiempo.

Pensé en ir a comer algo, en ver a sus pokémon, en buscar a los chicos, en un campamento, tantas cosas.
—Pero no puedo seguir con estas fachas...—susurré lo suficientemente alto como para que mi hermano escuchara. —¡Dante propongo ir por ropa! Nunca me he preocupado por eso antes, pero... Vestir casi lo mismo todos los días en una playa, no es muy lindo.

En efecto, mis zapatillas estaban algo rotas, mis pantalones estropeados y mi camiseta peor aún. Lo único en buen estado, por supuesto, era mi gorra roja.

 

"Pero no puedo seguir con estas fachas...¡Dante propongo ir por ropa! Nunca me he preocupado por eso antes, pero... Vestir casi lo mismo todos los días en una playa, no es muy lindo."

Ukita no solo había crecido un poco más, si no que al parecer ahora también parecía tener nuevos intereses, y aunque para mi sería algo raro ver a Ukita con otra clase de ropa, los cambios siempre eran bienvenidos sin importar de que persona viniera. Quien sabe, tal vez su nuevo comienzo lo haría necesitar un nuevo atuendo que lo ayudara a sentir que ya había vuelto completamente.

— Entonces, ¿a donde quieres viajar?, ¿Témpera? ¿Óleo? — pregunté al mismo tiempo que, aprovechando su tiempo para pensar en la respuesta coloqué mis manos en su cintura para cargarlo directo al lomo de Staraptor, sabía que tal vez no le hubiera agradado la idea de que hubiera hecho eso por lo cual había procurado hacerlo bastante rápido.

— Se muy bien que Natu es muy capaz de llevarte a cualquier lugar peeeero, no creo que le moleste un pequeño descanso, ¿no es así Natu? — y acaricié un poco la cabeza del pokemon mientras Staratpr solo se dedicaba a verlo de reojo, no estaba acostumbrado a que algo estuviera en su cabeza, pero aun así no parecía molestarle mucho que ese pequeño amigo estuviera allí

 

En un abrir y cerrar de ojos estaba sobre Staraptor, ¡Dante me había tomado como un bebé!

—¡Hey no hagas esto de nuevo!—gruñí, como en los viejos tiempos, había pasado tanto tiempo y yo seguía midiendo menos de un metro, o algo así. dante sabía que me fastidiaba eso, y seguía. El enojo se esfumó en lo que Dante me preguntaba hacia donde quería viajar.— ¿Cuál crees que sea el destino más céntrico? Sabes que estoy perdido en todo eso...

Si bien Dante no era un experto en modas, había estado viajando y conociendo lugares más veces que yo en los últimos tiempos. Regresé a mi inicial a la pokeball, esperando respuesta de mi estimado.

 

Un par de risas salieron de mis labios al oírlo quejarse de esa manera — Oh vamos Ukita... es divertido de hacer, trataré de no hacerlo... seguido — y con una sonrisa divertida en mis labios subí detrás de él en Staraptor antes de comenzar a elevarnos poco a poco del suelo para en muy poco tiempo estar ya comenzando a movernos por las nubes.

— Creo que olvidaré esas dos últimas opciones y me encargaré de guiarte hasta una ruta que no creo que conozcas, esta justo por encima de la Gran Catarata: La Ciudad Acuarela. — Staraptor asintió levemente y para darle la bienvenida a Ukita batió sus alas con fuerza antes de comenzar un vuelo rápido hacia nuestro nuevo destino con una velocidad mucho más entretenida de lo que él haría en su Natu.