Cazadores Cazadores. Un mundo perdido

Steve

-Nunca me dio buena espina ese maldito...- gruñó con molestia, ahora tenía un nuevo problema de que preocuparse.

Se acercó agresivamente a Reynolds, tomandolo del cuello de su ropa -Ahora... ¿Que fue lo que sucedió hace un rato?- preguntó amenazante el enorme afro a Reynolds, estaba furioso, y si querían hacer algo por lo menos Steve quería saber que demonios había pasado con la especialista en genética.

 

Ysgramor

Quería lanzarse directamente sobre Telius, utilizar a un rehén era sumamente bajo; en especial si iba a cometer la tontería de salir a una isla que no conocía; era un hombre corriendo en una casa con las luces apagadas; pensaba molesto mientras lo veía irse en el jeep.
Después dirigió su mirada a Steve, coincidía con sus compañeros —Habla antes de que la situación se ponga mucho peor...—Dijo golpeando a su palma, en tono de amenaza

 

Steve

-Mas te vale que empieces a cantar como perico porque si no repartiré tus huesos entre todos para hacer collares y trofeos...-dijo finalmente empujando con fuerza a Reynolds, ahora casi todos los cazadores tenia su mirada molesta contra el sujeto palido, y si no empezaba a hablar de seguro no le gustaria lo que le harian.

 

Telius

El mercenario miró por el espejo retrovisor el rostro de la francesa y hundió de pronto el pedal del acelerador hasta el fondo; el jeep cobró una velocidad pasmosa mientras brincaba por el camino de piedra. Sonrió. -No me iré solo, si me matas, no solo te matarás tú misma, también matarás a ella. -señaló con el mentón a Lendar, que se sacudía inconsciente en el asiento del conductor. El jeep tomó un camino bajo y la aguja del velocímetro se sacudió frenéticamente. -Tú decides. -y de pronto, el camino iluminado por los faroles se oscureció, al igual que toda la isla.

 

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raputa!! Dijiste usarias mi PJ; no lo veo por ahi e-e

 

-Alguien se llevó el maldito jeep. -dijo Adrian Caparzo cuando volvió a la sala de estar, traía debajo del brazo una caja negra. -Se les debe una explicación y será mejor que me acompañen. Vince. -el aludido se escapó del agarre del afroamericano y se acomodó el cuello de la camisa con nerviosismo. -Verán... sucedió algo que pensamos que teníamos controlado... Rosie Castro, ella... -la voz se le quebró y tuvo que callarse. Adrian Caparzo tomó la voz de mando nuevamente. -Vayamos a la sala de control. -ordenó y lideró al grupo por las escaleras hasta la sala.
Al abrir la puerta de la sala de control ven a Heinrich Hendriksen tecleando en una computadora, apenas levanta la vista para mirarlos. A su lado se encuentra Hagar, el hombre de la tienda de armas; vestido con un jean azul y una camisa hawaiana.
-¿Qué demonios? -masculló Heinrich, mirando con fijeza los monitores. -¿Qué paso? -preguntó Caparzo -¿Perdió corriente?
-Sí, pero nada más que corriente en el perímetro. Todo lo que hay dentro de este edificio funciona bien. Pero afuera, en el parque, se acabó toda la corriente. Luces, cámaras de televisión, torretas, todo. -sus pantallas estaban iluminadas, salvo por los monitores de televisión a distancia.
-¿Qué hay de los jeeps? -preguntó Caparzo, también mirando el monitor. -Detenidos en algún sitio o andando, no lo sabremos por el momento.
-Bueno. -dijo Caparzo. -Llame a Mantenimiento y haga que se restablezca la corriente. -Heinrich levantó uno de sus teléfonos y oyó un siseo: todo estaba interferido. -¡No hay teléfonos! Ese maldito de McAllen... ¡Alfred! ¿Dónde diablos está? -suspiró y se desplomó en su asiento. Una vez más, se preguntó dónde había ido Alfred McAllen. Hacía cinco minutos había envíado guardias para que lo buscaran por el edificio. Cinco minutos; si Alfred estuviera en el edificio, ya lo deberían de haber encontrado. -McAleen le hizo algo al sistema. No me puedo imaginar qué. Tenemos que encontrar a ese hijo de puta de inmediato.

 

-Fils de pute-Masculló entre dientes al sentir como su pecho se apretaba contra el espaldar del asiento, obligándola a ejercer más presión contra el cuchillo que seguía pegado al cuello del hombre; a pesar de la situación crítica en la que se encontraba ahora, sus ojos permanecieron tranquilos y asesinos fijos en los ojos del hombre a través del retrovisor-Vale la pena morir por un secuestro messieu?-Preguntó sonriendo malévola pasando su pierna derecha hacia el asiento donde Lendar se retorcía, impulsando su cuerpo hacia adelante, manteniendo su mano con el cuchillo firmemente asido contra el cuello de Telius, dejando su cuerpo entre el parabrisas y los asientos; lo que estaba por hacer, muy probablemente terminaría matándola, pero no estaba dispuesta a dejar a ese bastardo salirse con la suya.

Sentándose detrás de la palanca de cambios, la asió con fuerza con la parte interna de sus muslos para darse un poco de estabilidad, a pesar que su piel y músculos se resintieron, la abrazó con tanta fuerza que casi podía sentir el frío del metal calarle los huesos-Yo decido...que es momento de parar a esta bestia-Susurró malévola, llevando su mano a la llave del auto, girándolo para apagar el motor haciendo que la máquina chillara quejándose por el abrupto cambio de planes, haciendo que sus luces se apagaran mientras continuaban el descenso por el bosque debido a la inercia, pero ya sin la fuerza de la velocidad que Telius intentaba aplicar sobre el vehículo.

La repentina disminución de velocidad hizo que su cuerpo se impulsara hacia delante, logrando aminorar el impacto de su cuerpo gracias al choque de su pierna contra la palanca, y aunque, le dolió como el demonio, logró salvarle la vida, más tranquila, respiró profundamente, separando el cuchillo del cuello del hombre antes de clavarselo en el muslo y volver a sacarlo a tal velocidad que la cuchilla silbó al verse friccionada con el aire-Alé cazador...te reto a salir de esta estupidez-Le siseó molesta mientras volvía a apretar su cuchillo contra el cuello del hombre-Si morimos aquí...tendré la satisfacción de saber que mandé a un bastardo al infierno-Sus ojos parecían tener un leve destello rojizo, incrementando el reflejo asesino de sus orbes.

 

Telius

El hombre gruñó cuando fue apuñalado en la pierna y buscó a tientas su pistola; el camino entero se había apagado y ya no sabía hacia donde iba, pero recordaba aquél camino, estaba cerca de la estación Bravo, justo en las limitaciones del tiranosaurio rex que se tenía pensado dejar hasta la última cacería. El canadiense le sonrió en la oscuridad a la francesa y dio un brusco giró de volante hacia la derecha mientras se propinaba a saltar del jeep, con su pistola ya en mano. -Púdrete. -le gruñó con enfado y le golpeó el rostro antes de saltar del vehículo que estaba por chocar contra la cerca.

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Cassandra! :3
Bien, ahora vas a realizar estas acciones.
Telius te lanzo un golpe con el fin de dejar inconsciente. Lanzare un dado de fuerza de 30, si el dado supera los 20 te dejara inconsciente de golpe, y si tu dado supera los veinte, podras soportar el mareo. De lo contrario, si quedas inconsciente despertaras luego del choque que yo voy a narrar! Pero Lendar habra muerto!
Si logras superar el mareo, podes realizar estas acciones:
Lanzar tres dados de 10 y si entre los 3 superan los 10 puntos podras saltar del vehículo antes que se estrelle! Si queres salvar a Lendar, la suma de los 3 dados de 10 debera superar los 14 puntos!
Suerte! :)

 

El golpe hizo que su cerebro timbrara de dolor mientras un hilillo de sangre que surcó su mentón hasta gotear sobre su ropaje negro, ocultando la sangre de la vista del hombre que en ese preciso instante reventó el volante hacia la derecha haciendo que el vehículo derrapara con violencia hacia la derecha antes de lanzarse fuera del vehículo. Afilando su mirada, maldijo internamente la cobardía del hombre, así que, tomando con fuerza el cuerpo de Lendar entre sus brazos, abrió la puerta del lado del copiloto y se abalanzó fuera del vehículo antes que este colisionara y las despedazara a ambas.

Una iluminación divina las acogió, haciendo que ambos cuerpos rebotaran con fuerza contra el césped antes que la mujer empezara a rodar con su compañera en brazos para evitar algún golpe o quemadura si el auto llegaba a estallar, cubriendo la cabeza de Lendar con sus brazos hasta que finalmente llegaron a una pequeña planicie lejos del auto. Su corazón estaba a mil por hora, y estaba más que segura que sus cuerpos se quejarían más adelante, pero ahora, debía agradecer que estaban a salvo-Maldito-Masculló arrodillándose sobre el césped, ladeando su mirada de un lado al otro para reconocer donde estaba.

 

El vehículo serpenteó peligrosamente el camino y chocó directamente contra la cerca, derribándole en un mar de chispas rojas y amarillas, generando un cortocircuito. El jeep atravesó la cerca y avanzó unos 100 metros más en el perímetro que cercaba aquel lugar. Desde algún lugar, en la oscuridad, Cassandra escucha un rugido en la lejanía, un rugido que no es de este mundo.

 

La oscuridad era tan fuerte que a duras penas podía distinguir el césped debajo de sus pies; el silencio que ahí habitaba era sepulcral, como dando el preludio a una catástrofe en la que la naturaleza, o, en este caso, la genética, era más poderosa que el humano común. Sentada sobre sus rodillas, colocó las palmas de sus manos sobre los brazos de Lendar para poder levantarla y colocarla a su espalda, levantando un pie lista para impulsarse fuera del alcance de algún depredador que ahí se escondiera; su principal preocupación en ese momento eran los dientes de sable, dedicados cazadores que se aprovechaban del silencio para asustar aún más a sus presas.

Su corazón estaba desbocado por el miedo, que aunque, no lo demostraba, estaba presente, en lo más profundo de su alma; con cuidado, fue poniéndose de pie, sintiendo como la brisa nocturna acariciaba su cabello, haciéndolo mecerse levemente detrás de su espalda, de la misma forma en que la copa de los árboles de mecían, trayendo un poco de sonido que en ese momento, era música para sus oídos; un poco más tranquila, dio un paso, dejando que el césped acariciara sus botas, disponiéndose a dar un segundo paso escuchó el rugido más ensordecedor que habría escuchado en los días de su vida, haciendo que su corazón se acelerara aún más al tan solo imaginarse de quién eran-Esto no puede ser-Musitó casi solo para ella antes de correr a toda velocidad hacia el bosque, intentando buscar algún refugio de lo que sea que estuviera ahí.

 

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Pero capas regreso mas adelante c:

¿Quien me desmayo, cara**?

 

Cassandra

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Te encontras ahora mismo en esta parque del parque:


Si, ya se, seguro el jeep te encanto (?) xD
Tenes dos opciones, o vas por el camino del Oeste que no sabes a donde lleva o te volves los pasos con Lendar en tus hombros! Recorda que el rugido que escuchaste proviene de aquella cerca rota por donde paso el jeep!
=)

 

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Dale Ramita xDDD me voy por el camino del este! Vuelvo sobre mis pasos XDDDD

 

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Bueno, tenes que rolearlo!!!!! =P estas subiendo una pendiente con un peso muerto sobre los hombres! vas a tirar cinco dados de 10 caras y si alcanzas los 25 puntos, vas a subirla sin problema, de lo contrario, te vas a demorar!!!! y recorda... hay algo bestial rondando por ahi! xD

 

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XDDD Rama! quieres matarme!!! Ahí voy

Sin pensarlo dos veces, empezó a correr en dirección en la que el jeep había venido antes de despedazar la reja y dejar libre algo, que, sin lugar a dudas, tenía mucho apetito y un carácter más asesino que el de ella. Pero, para su desgracia, el terreno era tan hostil como el enemigo que andaba rondando detrás de ella, la tierra fangosa se dedicó a consumir sus pies, haciendo que estos se hundieran profundamente antes de poder dar otro paso,haciendo que su, ya de por sí, difícil escapatoria se hiciera casi una misión imposible-Vamos vamos-Sacando un pie del fango daba pasos lentos y pesados intentando subir la colina lo más rápido que podía.

 

Comienza a llover; la cortina de agua que cae del cielo es helada y dificulta aún más la visión en la oscuridad; sientes los truenos sobre ti y un pequeño retumbar en el piso. ¿Serán los relámpagos?

 

Ahora las cosas no podían empeorar, deteniéndose, tragó saliva, intentando mantenerse lo más calmada que podía, aunque eso, en realidad, era más fácil decir que hacer, algo muy dentro de su corazón le decía que no girara el rostro para ver a qué diablos pertenecía aquella poderosa pisada que hacía temblar el piso; pero, por desgracia, el instinto era más fuerte que la razón, haciendo que levantara el rostro para poder ver cuál era su nuevo enemigo.

 

Capítulo 6: Final Inminente​

-¡Maldita sea! -barbotó Heinrich, apretando botones en la consola. -Todo está trabado.
Caparzo estaba parada junto a las ventanas, mirando hacia el parque. Las luces se habían apagado en toda la isla, salvo en la zona inmediata que rodeaba los edificios principales. Vio unos pocos miembros del personal apurándose para escapar de la lluvia, pero nadie parecía darse cuenta de que algo anduviera mal.
-Uh, uh. -murmuró Heinrich. -Estamos en verdaderos problemas.
-¿De qué se trata? -preguntó Caparzo. Se alejó de la ventana y, por eso, no vio salir al jeep del garaje subterráneo y dirigirse hacia el sur.
-Ese idiota de McAllen apagó los sistemas de seguridad. -dijo Heinrich. -Todo el edificio está abierto. Ninguna de las puertas está cerrada.
-Se lo informaré a los guardias. -dijo Caparzo.
-Eso es lo menos importante: cuando se apaga la seguridad, se apagan las cercas periféricas también.
-¿Las cercas? -preguntó Jayce que observaba absorto.
-Las cercas eléctricas. Están muertas, por toda la isla.
-Usted quiere decir...
-Así es: los animales pueden salir ahora. -prendió un cigarrillo, y siguió. -Es probable que nada ocurra, pero nunca se sabe...-de pronto ingresó un guardia de seguridad en la sala de control, percibió la tensión. -¿Lo encontraron? -preguntó Heinrich con brusquedad, cuando el guardia entró en la sala de control.
-No, señor Heinrich.
-Encuéntrenlo.
-No creo que esté en el edificio, señor Heinrich.
-Entonces busquen en el pabellón. Busquen en el edificio de mantenimiento, miren en todas partes, pero encuéntrenlo.
-El asunto es que... -el guardia vaciló. -El señor McAllen es un hombre de barba recortada, ¿no es así? Pulcramente vestido.
-Así es. Un bastardo con la barba recortada.
-Bueno, el asunto es que Jimmy, que estaba en el subterráneo vio entrar al hombre al garaje.
Caparzo giró sobre sí mismo: -¿Entrar al garaje? ¿Cuándo?
-Hará unos diez, quince minutos.
-¡Jesús! -dijo Caparzo; en ningún momento se esperó aquel embrollo, sí había esperado alguna pelea interna entre los concursantes, pero nunca nada como de este calibre. Y cuando las cosas parecían complicarse mas, ingresó John Burnet, apoyando el peso de su pierna mala en el bastón. -¿Qué ocurre aquí? -y de pronto una alarma roja comenzó a sonar en la sala enmudeciendo a todos. Heinrich tecleó frenéticamente en la consola. -El rexi está libre. -dijo en un murmuro mientras se desplomaba en el asiento: eso era lo que faltaba. -No veo el problema. -replicó John Burnet, acercándose a la consola donde todos estaban apretujados. -Adrian tendría que ir ahi afuera y atraparlo esta noche. -decidió.
-No entraré ahí hasta que sea de día. -se negó Caparzo.
Burnet se subía y bajaba sobre la punta de los pies, del modo en que lo hacía cuando estaba furioso: -¿Se olvida de que trabaja para mí?
-No, señor Burnet, no lo olvido. Pero lo que hay ahí afuera es un tiranosaurio adulto completamente desarrollado. ¿Cómo planea apresarlo?
-Tenemos fusiles tranquilizadores.
-Sí, fusiles que disparan un dado de veinte centímetros cúbicos, excelentes para un animal que pese ciento ochenta o doscientos treinta kilos. Ese tiranosaurio pesa ocho toneladas. Ni siquiera lo sentiría.
-Usted ordenó un arma más grande...
-Ordené tres armas más grandes, señor Burnet, pero usted cortó el pedido, de modo que sólo obtuvimos una. Y no está: McAllen se la llevó al irse.
-Eso fue bastante estúpido. ¿Quién permitió que pasara eso?
-McAllen no es mi problema, señor Burnet.
-¿Usted quiere decir... -comenzó Burnet. -que desde este momento, no hay nada para poder detener a ese tiranosaurio?
-Eso mismo estoy diciendo. -aseguró Caparzo.
-¡Eso es ridículo! -gritó el anciano, golpeando con el bastón el suelo de la sala de control.
-Es su parque, señor Burnet, usted no quería que sus animales salgan lastimados y ahora hay un tiranosaurio suelto y no hay una cosa que yo pueda hacer al respecto; además tenemos un problema mas grande, Rosie Castro esta desaparecida y pienso ir a buscarla. -giró la cabeza y observó a Vince: el aludido se acercó. -¿En qué parte sucedió?. -señaló unos mapas esparcidos en una mesa y el guía señaló en la zona izquierda. -Ahí, cerca del Monte Leres. -dijo y tragó saliva, asustado. -El Monte Leres... -Caparzo arrugó la nariz. -¿Estás seguro? -Vince Reynolds asintió. -Bien...

-¿Irás con una cuadrilla? -preguntó entonces Johnstone entre los cazadores, la mayoría se mostraban callados, quizá pensantes a la situación.

Adrian Caparzo juntó el pequeño mapa y reunió a los cazadores en la puerta. -Vayamos a la sala de reuniones, podremos hablar allí. -se volteó y observó a Heinrich. -Reanuda la energía en las cercas, como sea. No podemos permitir que los animales escapen, ya tenemos problemas con el rex. -Hendriksen le asintió mientras seguía tecleando en la consola.
Caparzo los llevó hasta la sala de reuniones y cerró la puerta con fuerza. -El problema es éste: todas las noches el personal se va y vuelve por las mañanas, por el momento contamos con un reducido número de personas que lo mejor sería que se queden aquí, por las dudas. Cuento con ustedes entonces en esto: no están obligados a hacerlo, pero me harán falta una buena puntería a donde vamos. -depositó el plano sobre la mesa y señaló el Monte Leres. -Aquí: estamos muy lejos de la zona del rex, por lo que no tendremos problemas en llegar... revisaremos la situación y podremos tener un campamento en la estación Charlie; estas estaciones son pequeños búnkeres de aprovisionamiento, podremos resguardarnos allí. -los miró a todos. -La señorita Castro es de vital importancia, por lo que vale la pena riesgo. Una vez en el Monte podremos tener una visión periférica de la isla y si Heinrich logra restaurar la corriente hasta entonces, podremos ver todo. Esto es todo, ¿están conmigo?

Mapa!

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