Taitō Santuario de Ueno Tōshō-gū [Santuario]

#12: Puesto de hanabi​

Los jóvenes alcanzaron uno de los puestos pequeños, aquellos que servían de antesala para la última sección del festival. Se veía modesto, considerablemente menos exuberante que los demás, con el toldo de lona negra, las columnas de madera vieja y un cartel al centro, rectangular y hecho en roble, que rezaba una simple palabra: hanabi.

Al otro lado del mostrador había un anciano bastante pequeñito. Parecía algo distante hasta que advirtió la presencia de los jóvenes y pestañeó, enfocando sus siluetas. Una sonrisa amable decoró su rostro arrugado y, con algo de esfuerzo, se incorporó apoyando ambas manos en el mostrador.

—Buenas noches, niños —saludó, preocupándose por alzar la voz, y respiró antes de seguir hablando—. ¿Han venido a mirar? Llevo más de cincuenta años haciendo fuegos artificiales, así que puede que haya alguno decente.

Se rió, y su brazo tembló ligeramente tras alzarlo para mostrar aquello que había sobre la mesa.

—Son todos aptos para mascotas, así que no tienen que preocuparse por los pobres animalitos.

Contenido oculto: Tienda de hanabi

Productos a la venta

• Bengalas: varillas recubiertas de material explosivo que al encenderse producen un efecto de chispas blancas o de varios colores. Al acabarse, deben dejarse dentro de una cubeta con agua. Se venden en cajitas de tres. (20 tickets)
• Petardos: son pequeños cartuchos rellenos con pólvora que, tras unos pocos segundos luego de encenderse, estallan y despiden chispas. Deben arrojarse antes de que estallen para evitar heridas. Se venden en cajitas de cinco. (15 tickets)
• Candelas: vienen en un tubo cilíndrico con pólvora comprimida en su interior. Al encender la mecha ocurren múltiples explosiones que hacen que la candela salga disparada al cielo. Este tipo de pirotecnia se manifiesta como destellos verticales de diferentes colores que se elevan al cielo. Se venden por unidad. (40 tickets)
• Pirotecnia fría: se compone de químicos especiales que no queman y que al encenderse crean una gran cantidad de efectos luminosos, como crear una cascada con chispas que se van apagando al descender. Vienen en formato de bengala y son ideales para los niños, ya que no hay riesgo alguno de heridas o quemaduras. Se venden en cajitas de tres. (25 tickets)

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Puesto #12


Dante no tardó mucho en aparecer luego de despedir a los Ishikawa, cosa que agradecía pues nunca me había gustado esperar a lo que fuera entre mucha gente. Me metía nervios, ni idea. Lo vi a cierta lejanía pero disimulé un rato más hasta que estuvo lo suficientemente cerca para saludarlo y tal. Él también llevaba ropa tradicional y me dio un poquito de vergüenza ser consciente de mi aspecto, así como al principio no me había sentido del todo cómoda con el vestido de la mascarada. Para algunas cosas era mandada a hacer pero con otras me convertía en una buena idiota, ni modo.

Al menos, oírlo bromear con lo que ya se había convertido en regla para nosotros me relajó un poquito y me distraje siguiéndole la corriente. Me erguí, muy formal, e incliné el torso para saludarlo como toda una señorita japonesa.

—Dante-sama —decidí cambiar el título por la gracia de la ocasión y le sonreí—. No se preocupe, no ha tardado nada.

Luego dejé ya la tontería de lado y me enganché a su brazo para arrastrarlo hacia el mar de gente. Sólo fue eso, lo dejé ir a los pocos segundos y entrelacé las manos en mi espalda, dejando que la bolsa que llevaba encima pendiera y chocara de tanto en tanto contra la parte trasera de mis rodillas.

—Muchas gracias~ Mi idea no era venir con yukata, pero tengo amigos malvados que conspiran a mis espaldas por razones misteriosas. Igual está bastante bonito, así que no debería quejarme. —Me reí con liviandad y lo miré de soslayo, mientras seguíamos caminando, recorriéndolo brevemente antes de subir a sus ojos—. Usted también está muy guapo, Sir Dante, ¡el negro le queda!

Solté la tontería como me movía casi siempre en la vida: sin reparar mucho en nada. Además, esta clase de eventos me encantaban y se me tenía que notar en la cara la ilusión con la que giraba el rostro en todas direcciones, incluso poniéndome de puntitas para alcanzar a divisar los puestos a la pasada. No dije nada concreto sobre ninguno y atendí a la pregunta de Dante apenas me la hizo.

—¿Hmm? ¡Super bien! —Medio giré el torso en su dirección para soltar aquello antes de enderezarme—. Papá vino a casa, como te conté, así que todo ha ido muy bien. También quedé varias veces con mis amigos y pues eso, aprovechando la semana libre de clases~ ¿Tú qué tal? —Me incliné hacia él y lo piqué con el codo un par de veces—. ¿Alguna travesura que reportar?

Sabía la respuesta, pero vaya, ¿y si me sorprendía? ¡Uno nunca sabe!

Ya habíamos recorrido un buen tramo de festival para cuando, sin darnos del todo cuenta, nos acercamos a uno de los puestos pequeños. No había mucha gente, pero distinguí los productos que vendía y el anciano que nos atendió me resultó de lo más adorable.

—Ojiisan —lo saludé animada, inclinando la cabeza, y volteé la mirada hacia Dante—. Para comprar cosas creo que tenemos que conseguir tickets en los juegos. ¿Qué le parece desafiar a Su Majestad, Sir Dante? Quizá le deje ganar~

 

[Puesto #6]

Era cuanto menos curioso lo mucho que me interesaban los festivales japoneses, especialmente teniendo en cuenta que era extranjera y que realmente no tenía ninguna unión con este país más allá de los pocos años en los que había vivido aquí. Pero me fascinaban, quizás por todas las implicaciones tradicionales y de leyendas que le rodeaban, quizás por los amuletos que podía conseguir ahí o, quizás, gracias a Emily y si familia, que se habían encargado de hacerme sentir como parte de ella cuando me invitaban a ver los fuegos artificiales todos los años.

Aquel año no sería diferente, a pesar de que yo ya no estaba tan sola como antes. Emily me contó que había conseguido ir al festival, así fuese el último día, y me dijo que Kenneth y yo podíamos unirnos a ellos a medianoche, como hacíamos todos los años. Acepté, pues, y Ken aprovechó la oportunidad para hacerme ir antes, ya que le daba bastante curiosidad todo el asunto de los festivales japoneses y pensé que estaba bien, sobre todo porque habíamos estado todas las vacaciones estudiando para que se acostumbrase cuanto antes al idioma.

—Hay mucha gente~ —escuché decir a mi hermano, después de soltar un silbido de la impresión.

—Mhm. Es el último día y los fuegos artificiales gustan mucho.

Le eché un vistazo general al ambiente, distinguiendo alguna que otra cara conocida, y después seguí a Kenneth hasta uno de los puestos que habían llamado mi atención, con paso algo acelerado para no perderlo de vista.

Podíamos no ser los hermanos más unidos del mundo, pero sabía que de alguna manera nos preocupábamos el uno por el otro.

Contenido oculto

¿Llevaría Ka-chan un yukata tan random como este? Obviamente. Y este el del niño y sí, seguro lo lleva con el pecho al aire, porque me da la gana (?

Also... ¿es acaso mi trabajo tirarle a Belu todos mis siblings? JAJAJAJA Gigi Blanche uwu

 

#6: Fukuchan​

Los ánimos se notaban realmente intensos en este puesto. Se oían voces, gritos y risotadas por doquier, la gente iba y venía, agradeciendo, asintiendo o despidiendo. Dentro del puesto había tres personas trabajando para despachar la comida lo más rápido posible y uno de ellos, un energético joven de unos veinticinco años, se encargaba a su vez de recibir a los comensales.

—Osu! —exclamaba, con una gran sonrisa y sin dejar de filetear salmón—. ¡Bienvenidos a Fukuchan! ¿Hay algo que les gustaría comer?

Contenido oculto: Tienda de comida

Productos a la venta

• Takoyaki: buñuelo relleno de pulpo, aderezado con una salsa especial, mayonesa, copos de bonito seco katsuobusi y alga aonori. (2 tickets)
• Yakisoba: fideos fritos hechos de harina de trigo. Llevan tocino, gambas, zanahoria y repollo, regados con una salsa especial y acompañados de jengibre encurtido (beni-shoga) y alga aonori. (5 tickets)
• Taiyaki: tortita con forma de pez hecha de harina. Se vende dulce o salado. Los dulces están rellenos de pasta de judía roja, chocolate o una pasta hecha a base de natillas. Los salados traen queso, salchichas o jamón. (3 tickets)
• Dango: brocheta de tres bolitas hechas con pasta de arroz, hervidas y asadas a la parrilla. Los ingredientes añadidos son a elección del comprador, hay de: pasta de judía roja, huevo, té verde, semillas de sésamo, fresa y durazno. (3 tickets la brocheta)

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Puesto #6


Las vacaciones no me significaban mayor diferencia, siendo honestos, pero tampoco iba a desestimar la posibilidad de descansar un poco, desconectar otro tanto y, bueno, no activar el despertador como siempre. No era de dormir hasta tarde, amanecía bastante temprano pero aún así disfrutaba de no contar con horarios estrictos, de poder quedarme desayunando mientras leía el tiempo que quisiera sin interrupciones de ningún tipo. Al menos, si algo debía concederle a mi casa era eso.

Mi familia no tendía a aprovechar las festividades japonesas para organizar planes juntos, eso quedaba estrictamente ligado a los días festivos de nuestra tierra natal. De la misma forma, si mi abuelo me hubiera visto portando una yukata seguro le habría caído con mil y un broncas a mi padre. Pero ese día no había adultos cerca, ese día la casa estaba tan silenciosa que decidí tomar un ligero desvío de la rutina usual. Le hablé al chofer, me llevó a alquilar una yukata y de regreso a casa recibí un mensaje de Ophelia.

Auguran un clima fantástico para esta noche, prima
¿A que los fuegos artificiales se verían preciosos sobre un cielo estrellado?

Me sonreí, dándome cuenta que, a veces, era más parecida a Ophelia de lo que iría a admitir, y le saqué una foto a la yukata colgada sobre la puerta de mi armario para acompañarla de un simple mensaje: "pienso igual".

No recibí respuesta, tampoco la esperé y, luego de cenar temprano, las señoritas del servicio me ayudaron a vestirme. La prenda se desviaba un poco de mis decisiones usuales, cargaba colores más brillantes, pero no me molestaba. La dependienta de la tienda me lo había recomendado al reparar en mi color de ojos y de cabello y yo sólo asentí, acompañando a su decisión.

Tampoco me molestaba recorrer sola el festival, vaya, así como no me inmutaba ante el hecho de llevar varios días siendo literalmente la señora de la casa. Entre el viaje de negocios de papá y la ausencia ya usual de Jenkin, los empleados se dirigían a mí para tomar decisiones de cualquier tipo y yo sólo procedía con la naturalidad de quien lleva la vida entera hundida en ese páramo helado. Era parte de mi sangre, era la sangre misma y ya nada iba a cambiarlo.

Otra vez, no me perturbaba.

Una gran algarabía procedía de un puesto concreto, lo cual llamó mi atención y giré el rostro. Se trataba de un lugar de comida y, la verdad, bastante grande fue mi sorpresa al reparar en la presencia de Kashya con un muchacho que no conocía de nada, pero que compartía ciertas similitudes físicas con ella. ¿Sería su familiar?

—Kashya —la saludé, con un ligero tinte de sorpresa permeando mi sonrisa, e incliné la cabeza hacia ambos—. Vaya, qué coincidencia. ¿Cómo has estado?

Contenido oculto

vengan a mí, hermanos de personajes de gabi, vENGAN A MIIII

por acá la yukata de blee

 

[Puesto #9]

Por mucho que la Golden Week significase vacaciones para la mayoría de la población japonesa, lo cierto era que para mí siempre acababa siendo lo contrario. Desde hacía un par de años, y gracias a mi formación especializada en bailes tradicionales, siempre acababa teniendo que hacer un buen número de actuaciones en diferentes eventos que se organizaban para la ocasión, pues vacaciones para los demás siempre se traducía en más trabajo para el mundo del entretenimiento.

Nunca me había quejado, en realidad lo veía como una gran oportunidad y no era como si no disfrutase de actuar delante de un público, pero... realmente podía llegar a ser cansado. Aun así, nunca había permitido que eso me impidiese ir a los festivales que se organizaban en las fechas, así fuese una sola noche. El último par de veces había ido con Riamu, lo que sorprendentemente acababa siendo bastante divertido, pero aquella vez había recibido el mensaje de Jack y no tuve manera de negarle la oferta.

Así pues, mis padres me habían dejado en la entrada del templo justo cuando recibí los mensajes del chico, y los revisé con una sonrisa que poco a poco se fue ensanchando y adquiriendo un tono más divertido. El quinto por la izquierda... sería el noveno, si la organización seguía igual que siempre, aunque a decir verdad tampoco hacía falta mucha indicación para distinguir al chico con su altura, a pesar de toda la gente que había en el festival aquella noche.

—Buenas noches, Jack —saludé, con suavidad, una vez alcancé su posición, y me giré para observar el puesto en el que se encontraba—. ¿Interesado en los amuletos?

Miré a la chica que estaba atendiendo el puesto, algo sorprendida al darme cuenta de lo joven que se veía, pero no tardé en volver a centrar mi atención en los amuletos que estaban dispuestos.

>>Los omamuri son interesantes, ¿verdad? —pregunté, con la intención de darle paso a la chica y que pudiese explicarnos lo que sabía de los mismos.

Contenido oculto

No hay ningún dibujo de la niña que uso como físico en yukata así que me ha tocado improvisar y buscar aparte, así que simplemente ignoradle la cara (??? Este es, btw

[Puesto #15]

Sasha decidió reunirse con su familia, así como había supuesto, y nos despedimos de ella y su hermana pequeña antes de encaminarnos hacia la zona norte del festival. Ni de lejos podría llegar a imaginarme que la niña había acabado embelesada con nosotros, aunque si me lo dijesen seguramente me lo creería por la parte de mi hermano, y acabamos separándonos del par completamente inconscientes de ello, más bien comentando lo tierna que se había visto intentando adivinar si éramos kohai o senpai de su hermana.

Nos asomamos rápidamente al puesto de amuletos, pero pronto vinieron más personas interesadas en el mismo y decidimos dejarles paso mientras nos alejábamos del lugar. ¡Bueno! De todas formas, se veía que teníamos que conseguir muchos tickets si queríamos comprar amuletos, peluches o cualquier otra cosa, ¡así que había que ponerse manos a la obra! Especialmente viendo que iba a ser yo la que tuviese que proveer con tickets...

—Ese parece un puesto de juegos, ¿verdad? —pregunté, señalando uno de los puestos más alejados de la entrada.

—¿Mhm? —respondió Fred, entrecerrando los ojos para intentar verlo mejor—. No sé, vamos a ver~ Pero ve con cuidado, sí, que está algo lejos...

—Que sí~ ¡Vamos, vamos!

 

#11: Menya Musashi​

Al parecer, Dante seguía sin tener suerte. Lo que inicialmente podría haber parecido un juego tradicional acabó siendo otro puesto de comida, bastante menos abarrotado que el primero, pero aún así con una fila decente de clientes. A la cabeza del puesto había una única mujer, rondaría los cuarenta años y llevaba el cabello atado en una cola alta. Vaya, se la veía bastante ocupada, tal así que sólo le hablaba a quienes llegaban a comprar.

Contenido oculto: Tienda de comida

AJSJAJS gambare Neki, gambare

Productos a la venta

• Yakitori: brocheta de pollo a la parrilla, aderezada con sal o salsa tare. (5 tickets)
• Karaage: pollo troceado y marinado con salsa de soja, rebozado y frito en abundante aceite. Se sirve dentro de un vaso de plástico para que se pueda comer más fácilmente. (5 tickets)
• Tonkotsu ramen: fideos de trigo cocidos en caldo de cerdo. Viene acompañado de espinaca, huevo y brotes de soja. (7 tickets)

#9: Puesto de amuletos​

La niña alternó su mirada entre el muchacho tan alto y la joven de cabello celeste. Ya había cometido una imprudencia, de modo que (casi) literalmente se estaba mordiendo la lengua con tal de no estallar en pura emoción. ¡Era Alethea Ethans, la idol que seguía en Instagram! Por dentro estaba chillando, en resumidas cuentas, pero por fuera parecía una auténtica miko. Bueno, todo lo miko que una niña de su edad puede ser, claro.

Asintió varias veces tras escuchar a Alethea, y su peinado de trenzas se sacudió a la par. La ilusión tenía que notársele en la mirada, por mucho que intentara disimularlo.

—Los omamori son de mis amuletos favoritos. Cada templo y santuario tiene su propio diseño, ¿saben? Aquí los renovamos anualmente, incluso hacemos un concurso donde cualquier empleado del santuario puede traer su diseño y luego votamos el más bonito. —Agarró uno de los omamori y lo presentó sobre su palma con movimientos delicados—. Este año ganó el mío.

El omamori estaba diseñado en tonos ocre, negro y dorado, lucía bastante elegante y sofisticado, posiblemente no una idea que alguien esperaría de una niña. Tanto el nombre como la fachada del santuario estaban bordados al dorso en hilo dorado.

—La única regla de los omamori es nunca abrirlos, ya que de esa manera perderían su poder. Dentro hay una tablilla de madera con una oración, por si llega a carcomerlos la curiosidad, ¡ahora ya lo saben! Y pueden llevarlos adonde sea con ustedes, incluso como un accesorio colgando del móvil; son amuletos de buena fortuna pero también dan protección, claro, ¡y tenemos de muchos tipos! —Regresó el omamori a su lugar y comenzó a enlistarlos; todos se veían igual, la diferencia yacía en un pequeño kanji bordado al reverso de la bolsita—. Kaiun, yakuyoke, shiawase, kōtsū-anzen, kin’un, en-musubi, anzan, gakugyō-jōju, kenkō, byouki heyu, shōbai hanjō, kanai-anzen.

Eran, en definitiva, omamoris específicos para pedir protección en diferentes ámbitos de la vida: buena suerte general, para alejar todo mal, felicidad, seguridad vial, dinero, amor, parto sin complicaciones, éxito en los estudios, salud, recobrar la salud, prosperidad en los negocios y bienestar familiar.

—¿Y bien? —Regresó su atención a los clientes con una sonrisa—. ¿Hay alguno de su interés?

#15: Shateki​

Al parecer, el ojo de halcón de Emily funcionaba de maravilla, ya que tras atravesar el festival entero y alcanzar el pie de las escalinatas, reconocieron la estructura de un juego clásico de los festivales japoneses. Sobre la pared del fondo había dos sets de cinco platos colgados y, frente a ellos, en el mostrador, un par de escopetas con municiones de corcho. El hombre encargado del puesto se incorporó y extendió los brazos, recibiendo a los hermanos Hodges. Llevaba una cinta atada en la frente.

—¡Bienvenidos! —exclamó, apoyando ambas manos en el mostrador—. ¿Les gustaría poner a prueba su puntería?

Contenido oculto

Como siempre, mecánica del shateki agregada en Mecánicas de juego.

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Puesto #11


Las neuronas no me dieron para notar que a Dante le había llegado a preocupar mi postura con respecto a la ropa que llevaba; es decir, de por sí no tenía muchas en funcionamiento y menos una noche como esta, donde había tantas distracciones y tantas cosas por ver y hacer. Sí lo vi llevándose la mano a la nuca, pero no le di mayor importancia y de haberlo analizado seguro se lo atribuía al calor o, en un peor escenario, que mi repentino acercamiento le había incomodado. Pero no era el caso.

De la forma que fuera, como siguió hablando del tema ya sí le presté más atención y volteé a mirarlo. Si me quejaba era de llena, la verdad, en definitiva usar atuendos como esa yukata o el vestido de la mascarada sólo me avergonzaba por, bueno, todo el rollo de que no me creía ni de cerca tan bonita o femenina como muchas chicas que conocía, y entonces quizá se me ocurrían mierdas como que haría el ridículo, o a alguien más le sentaría mejor y demás. Pero vaya, muy en el fondo me daba una satisfacción estúpidamente genuina recibir cumplidos habiéndome arreglado para la ocasión.

—No te preocupes. —Lo dije con la intención suficiente, no a la pasada, de hecho me detuve un instante y alcancé su muñeca por encima de la manga de la prenda para captar su atención—. Me quejo porque me gusta hablar... y quejarme, pero no es que no me guste. Sólo me avergüenza un poquito.

Hice la seña con la mano libre, dejando un espacio pequeño entre mi dedo índice y el pulgar, y acompañé el gesto arrugando la nariz. Me avergonzaba que me avergonzara, ni modo, pero como se trataba de Dante no me molestaba admitirlo; sabía que no iría a burlarse ni nada.

Luego de la mini confesión de pecados seguí caminando, arrastrándolo a mi lado, y lo vi repasar el borde de su haori. Asentí a sus palabras, era cierto que se trataba de una prenda bastante discreta pero con detalles muy bonitos, unos que a primera vista podían pasar desapercibidos, y se me ocurrió que de una forma extraña simbolizaba bastante bien la personalidad de Dante. ¿Cómo habíamos llegado a hacernos amigos, al fin y al cabo? Me había ofrecido ayuda con mi casillero, ¿verdad?

Era un buen chico.

—¡A mí me gusta el pompón! —anoté de repente, estirando un brazo en su dirección para hacer rebotar el susodicho contra su cuerpo, y solté una risita—. Le da el toque~ A la mascarada llevé aretes de pompón, ¿sabías? Los pompones son geniales, si hubiera un pompón para presidente lo votaría.

Luego me respondió a mi pregunta sobre sus vacaciones y mira, quizá no hubiera escalado la torre de Tokyo para luego lanzarse con arnés, pero se había escabullido de las garras de su malvado padre para llegar aquí ¡y ya por eso estaba muy orgullosa!

—Eh~ ¿Así que una mentirita? —lo molesté, moderando la diversión tras un tono de voz suave, y lo observé de soslayo—. Vaya, vaya, Sir Dante, ¿no irás a convertirte en un caballero desobediente, acaso~?

En definitiva necesitábamos tickets para hacer cualquier cosa allí, de modo que seguí a Dante en su búsqueda por un juego pero acabamos dando con un puesto de comida. Olía super bien, y hasta hambre me había dado, pero éramos literalmente pobres y teníamos que ganarnos el pan.

—Supongo que nos los pasamos —comenté, poniéndome de puntitas para estirar el cuello en varias direcciones, y luego regresé a los ojos de Dante—. ¿Seguimos buscando, entonces?

Contenido oculto

No sé si el pompón también entraba dentro del outfit de Dante desde su imagen original, pero yolo (??

 

[Puesto #15]

¡Bingo! Mientras más nos íbamos acercando al puesto, más fácil nos fue comprobar que había acertado con mi suposición. ¡Se trataba de un juego! Y al alcanzar definitivamente el lugar, un hombre nos recibió para explicarnos de qué trataba ese juego en concreto.

Intercalé una mirada entre mi hermano y el hombre del puesto, algo nerviosa al saber que se trataba de un juego de puntería, pero al final decidí armarme de valor y avanzar un par de pasos para hacerme con una de las escopetas del puesto.

—Quizás hoy sea mi día de suerte, así que voy a intentarlo primero~

Contenido oculto

Emi-chan estará encantada de tener compañía tan bonita uwu

[Puesto #6]

Al acercarme al puesto en cuestión, no tardé mucho en darme cuenta que se trataba de uno de comida. Deslicé la mirada hacia mi hermano, ladeando ligeramente la cabeza, pero al parecer él tampoco se había esperado que aquel puesto tan ruidoso fuese de comida y no alguna especie de juego. Personalmente, los juegos que hubiesen me eran algo más indiferentes, pero también era cierto que quería comprar todos los amuletos posibles para mi colección y parecía que para poder cumplir con ello, íbamos a tener que ganar tickets en los juegos.

Por suerte, a Kenneth sí que le atraían más todo ese lado del festival, y seguramente podríamos reunir bastantes más tickets de esa manera, participando los dos.

No hizo falta intercambiar palabras, en realidad, pues al final del día nos entendíamos bastante bien sin necesidad de ello, y nos dispusimos a alejarnos del puesto después de echarnos una mirada de comprensión. Estábamos apartándonos de la fila, pues, cuando escuché una voz familiar llamando mi nombre, y tanto Ken como yo giramos el rostro hacia el origen de la misma.

—Blee —contesté, con un tono suave que no indicaba la sorpresa que igualmente había sentido al verla ahí—. Todo bien, a decir verdad, ¿y tú?

—Buenas noches~ —escuché a mi hermano hablar, a un lado de mi posición, y giré el rostro para observar la sonrisa que se le había plasmado al dirigirse a la chica—. Kenneth Thornton, un placer~

 

#14: Taishoken​

Quizá Dante tuviera más hambre de la que podría llegar a creer, ya que, en vez de encontrar uno de los juegos, seguía topándose con puestos de comida. Este lucía más colorido e ¿infantil? que los anteriores, incluso llevaba nubes y arcoiris dibujadas en el cartel. El dueño del puesto, un hombre de unos cuarenta años, llevaba ropa de trabajador y un hachimaki en la frente. Había muchos niños con sus padres reunidos en torno a él, y en general despedía vibras muy alegres.

Contenido oculto: Tienda de comida

Productos a la venta

• Ringoame: manzana caramelizada. (4 tickets)
• Bananachoko: plátano cubierto de chocolate con toppings opcionales: coco rayado, jarabe de chocolate o fresa, crema batida, confites de colores. Se sirve a modo de brocheta. (4 tickets)
• Watagashi: algodón de azúcar, se vende en bolsas individuales con motivos infantiles. (3 tickets)
• Yaki-tomorokoshi: mazorca de maíz asada a la parrilla que se pinta con una mezcla de salsa de soja, mirin y azúcar. (4 tickets)

#15: Shateki​

El hombre le extendió una de las escopetas a Emily, deseándole buena suerte, y aguardó de brazos cruzados a que la chica utilizara sus diez intentos. Los primeros dos corchos derribaron platos con presteza, pero luego comenzó a flaquear y sólo consiguió darle a uno más. Cuando la escopeta quedó vacía, el hombre se acercó a Emily y se encogió de hombros, suspirando dramáticamente.

—Ah, qué lástima, ¡pero no te preocupes, pequeña! Puedes volver a intentar, sólo te costaría un ticket.

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Puesto #15


Recibí la caricia de Dante en mi cabello ya con una naturalidad absurda; la última vez lo había pensado, que se había convertido en parte de nuestra rutina o nuestra dinámica, así que me limité a sonreírle casi en agradecimiento y el gesto se me iluminó un poquito más al presionar él mis dedos entre sí para eliminar el espacio. Esas pequeñas cosas tendían a significarme un montón, y quizá luego me fuera a la mierda como siempre pero me gustaba creer que permanecían a buen recaudo en algún rincón de mi corazón, mi mente o lo que fuera; cualquier lugar, en definitiva, que se tornara oscuro, para recuperarlas y volver a aprender de ellas.

No dije nada, sólo busqué sus ojos y asentí. Lo hice con la intención suficiente para dejarle la certeza de que sí, lo había escuchado y guardado para llevarlo siempre conmigo.

Atendí a su explicación del pompón, haori himo ahora, con toda la atención del mundo. Sabía bastante poco sobre cultura japonesa para los años que llevaba viviendo allí, de modo que toda información era bienvenida; además, jamás me gustaría desalentar a alguien si hablaba precisamente de algo que le gustaba o interesaba. Asentí varias veces y observé mi propia yukata.

—Eh, ahora que lo dices creo que vi de esos en lo de Ko, pero no quería llevar tantas cosas encima. ¿No tienes calor, de hecho? —Luego solté una risa breve al decirme que si su padre se enteraba yo me convertiría en otra persona y asentí, echándome encima una seriedad bastante impostada—. Eh, a ver, ¿ahora soy hombre y... japonés? ¿Cómo me llamo? ¿Ikeda-san?

Nuestra búsqueda por un juego, entre tanto, seguía siendo de lo más lamentable. Los postres que estaban vendiendo en ese puesto de comida lucían geniales y recordé, de hecho, la conversación sobre manzanas caramelizadas que había tenido con Altan el otro día, pero igual sin tickets no podíamos disfrazarnos de mucho. Resoplé bajito y me giré en varias direcciones, hasta que creí oír el sonido de ¿unos platos rotos? y me volví directamente en dicha dirección. Grande, no, enorme fue mi sorpresa al reconocer a Emily sin un segundo de demora.

—¡Emi-chan! —exclamé, emocionada, y jalé de la manga de Dante para señalarle el puesto de shateki—. ¡Mira, un juego! ¡Y esa es Emi-chan!

Sabía que eran compañeros de clase pero no me enteraba mucho de si se conocían o no, tampoco me importó. Volví a engancharme de su brazo y lo arrastré hasta alcanzar a la chica. Lo hice desde atrás, bajando la velocidad cual ninja, y le sonreí divertida a Dante un momento antes de lanzarme encima de la chica y colgarme de su cuello.

—¡Emi-chan! —repetí, riendo, y le estampé un beso en la mejilla antes de dejarla en paz—. ¡Estás super linda! Me encanta tu yukata.

 

#1: Puesto de canje​

El hombre del puesto, envuelto en su eterna serenidad, atendió a las palabras de Aaron parpadeando suavemente y asintió con la misma calma.

—Una sudadera será. —Descolgó una de las prendas y se la entregó a Aaron dentro de una bolsa de papel, recibiendo los tickets con la otra mano—. Muchas gracias por venir al festival, ¿hay algo más que sea de su interés?

Contenido oculto: Tienda de canje

Productos a la venta

1. Un omikuji (3 tickets) [ilimitado]
2. Un daruma (8 tickets) [5/5]
3. Un tanuki (8 tickets) [5/5]
4. Un maneki-neko (12 tickets) [4/4]
5. Un collar plateado con piedras falsas de diversos colores (10 tickets) [rojo, verde, azul, amarillo, púrpura]
6. Un anillo metálico con diversas formas (12 tickets) [liso, mariposa, corazón, estrella, claddagh, uroboro, wuivre celta, triqueta, runas, hannya, kitsune, oni, grulla]
7. Una plancha de tatuajes temporales (10 tickets) [5/5]
8. Un par de pulseras de hilo macrame a juego (8 tickets) [5/5]
9. Peluche de koala (20 tickets)
10. Peluche de tanuki (25 tickets)
11. Peluche de tigre (20 tickets)
12. Peluche de gato (20 tickets)
13. Peluche de kitsune (25 tickets)
14. Peluche de oso (30 tickets)
15. Peluche gigante de oso (50 tickets)
16. Peluche de pingüino (20 tickets)
17. Peluche de Stitch (30 tickets)
18. Peluche de Among Us (25 tickets)
19. Peluche de dango (30 tickets)
20. Peluche de Chikorita (45 tickets)
21. Peluche de Jigglypuff (45 tickets)
22. Peluche de Piplup (45 tickets)
23. Peluche de Eevee (45 tickets)
24. Peluche de Pikachu (45 tickets)
25. Peluche de Ditto (45 tickets)
26. Peluche de Jirachi (45 tickets)
27. Peluche de Wooloo (45 tickets)
28. Una paleta de colores (8 tickets) [10/10]
29. Una bolsa de caramelos (10 tickets) [10/10]
30. Una barra de chocolate (5 tickets) [10/10]
31. Una mascota virtual (25 tickets) [3/3]
32. Un llavero (15 tickets) [insignia del festival, tanuki, nombre del santuario, daruma, maneki-neko, Tokyo, kitsune, hannya, arco torii, pez koi, yin yang, círculo zen, hoja ginkgo, flor de crisantemo, rama de sakura, flor de loto, símbolo tomoe]
33. Una mini linterna (25 tickets) [4/4]
34. Gafas de sol tornasoladas (20 tickets) [3/3]
35. Gafas de sol con forma de estrellas (25 tickets) [2/2]
36. Sudadera del festival (15 tickets) [14/15]

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Puesto #6


Recibí los ojos de Kashya sin demora, mi atención viró un breve instante al muchacho que la acompañaba y luego regresó a ella para responderle. Asentí apenas, un reflejo más que otra cosa. Ni siquiera me detuve a pensar que podría lucir extraño ver a una chica tan joven recorriendo el festival sola, algo que ni siquiera Kashya estaba haciendo. Eso no quitaba, claro, que me alegrara haber topado con ella. No me molestaba la soledad pero tampoco desestimaba su compañía; era, al fin y al cabo, una de las pocas personas con las que mantenía relación constante dentro de la escuela, así fuera a nuestra manera.

—Muy bien, sí, pensé que valdría la pena echarle un vistazo al festival. —Recorrí los alrededores con la vista para ilustrar mi punto y volví el rostro hacia el muchacho que acompañaba a Kashya, quien se estaba presentando. Le dediqué una sonrisa cordial e incliné apenas la cabeza, sin desviar mi atención de él—. Bleke Middel. Un gusto, Thornton-kun. ¿Eres hermano de Kashya?

O primo, vete a saber, pero me estaba arriesgando.

 

Puesto #1

Las paredes de la torre se habían cernido en torno a mi espacio con un recelo que rara vez había conocido, o al menos recordaba. Comprendía que acudían a mí tan sólo para protegerme, era lo que siempre habían hecho, pero hasta ahora notaba cuán asfixiante y oscuro podía tornarse. Lo suficiente para lanzarme un escozor a lo largo del cuerpo entero, uno que me empujaba a, literalmente, huir. Excusarme de cualquier manera, dejar a Fanny en el suelo y recuperar el aire que no me alcanzaba a los pulmones.

Y ni siquiera era algo de vida o muerte, sólo una sensación de mierda.

Mantuve a Fanny a mi altura ya que se había empeñado con ver la variedad de peluches disponibles en el puesto de canje y pretendí distraerme escuchando cómo papá le preguntaba a Lulu qué le gustaría hacer ahora; el niño solía acabar aplacado por la energía y velocidad de Fanny, así que me parecía un detalle muy bonito de su parte que atendiera a oír su voz. A Lulu muchas veces le costaba un poco, como si no esperara que nadie le hablara directamente, pero al final daba su opinión y así, despacito, se iba soltando. Papá siempre lo alentaba en esa dirección.

Unos pocos minutos después, concluimos en que Lulu quería probar algún juego y Fanny, cito, necesitaba el peluche de dango. Para la gracia me faltaba un mísero ticket para poder comprarlo, así que no hubo mucho que pudiera hacer. Ya ahora sí estuve a punto de bajarla para empezar a caminar cuando reconocí otra cara familiar entre el gentío, los ojos verdes y su mata de cabello pelirrojo. Las linternas de papel conseguían arrancarle ciertos destellos cálidos y recordé sus luces de fuego bajo el sol del mediodía, a orillas del lago. Todo era tan amable y bonito.

Por favor, quería disfrutarlo.

—Hola, cielo. —Su sonrisa se me contagió al instante y lo repasé con la vista mientras desviaba su atención a Fanny—. Thanks~ Black suits you, too.

La niña se quedó prendada de Maze y agitó la mano casi en piloto automático para corresponderle el saludo. La hice rebotar apenas y parpadeó, la imagen me hizo reír brevemente. Ni modo, la conocía demasiado.

—¿Fanny, cariño? Este es Maze, un amigo mío.

—¿Maze? —Ladeó la cabeza, confundida, y se entretuvo con un borde de mi yukata—. Like, Maze, maze?

—Yes, just like maze.

—Is that even a name?

—Well, Fanny isn't a name either.

En casa muchísimas veces hablábamos en inglés, así que no me preocupé por hacerlo frente al chico sabiendo que igual iba a poder entendernos. De cualquier forma, Fanny lo dejó correr y asintió, saludándolo otra vez con alegría renovada. Papá ya tenía a Lulu de la mano y saludó a Maze con un asentimiento de cabeza, pero medio avanzó lo suficiente para no inmiscuirse mucho y desde allí se quedó esperando. El niño volteó hacia nosotros y sonreí.

—Y aquel de allá es Lulu —indiqué. Se les notaban las similitudes físicas y la edad, así que no me molesté en aclarar que eran mellizos y regresé mi mirada a Maze—. ¿Viniste solo? ¿Con tu mamá?

Aunque, claro, distaban mucho de parecerse a mí. Después de todo habían heredado el tono castaño del cabello de Eloise, quizá ligeramente más oscuro, y el curioso azul terroso de los ojos de papá. Bueno, nos parecíamos en la parte de los rizos. Eso vendría de algún Pierce lejano o quizá de la familia de la abuela, no importaba demasiado; no cuando las paredes habían dejado de avanzar y algo de aire había regresado a mis pulmones. La verdad, no pude evitar pensarlo.

Que el timing de este chico siempre, siempre daba miedo.

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pau: no pressure
belu: *nyooom*

ya ni recuerdo la última vez que habían hablado and i think thats a capital sin

 

[Puesto #15]

Los primeros disparos acertaron con facilidad a un par de platos, aunque en sí no tenía gran mérito porque era fácil acertar cuando todos los blancos estaban en pie, y después de eso fue que empecé a fallar de forma bastante más asidua. Tanto así, que acabé por quedarme a dos platos de poder conseguir algún ticket, y suspiré de forma algo pesada en cuanto bajé la escopeta.

El hombre del puesto se acercó para intentar animarme a seguir participando, pero antes de que pudiese tomar una decisión al respecto, sentí un peso encima de mis hombros que me hizo dar un paso hacia delante para intentar mantener el equilibrio de alguna manera. Un poco me asusté, no iba a negarlo, pero por suerte las neuronas lograron conectarme a tiempo y me di cuenta de que solo alguien que me conocía podía tirárseme así encima.

Dos segundos después reconocí la voz de Anna y todo se sintió muchísimo más liviano.

—¡Annie! —le regresé el saludo, igual de emocionada, y aunque ella me soltó después de plantarme un beso en la mejilla, no tuve mucho reparo en volver a lanzarme a sus brazos después de darme la vuelta para encararla—. ¡Hola, cielo!

Quizás estaba siendo un poco exagerada, ni idea, solo había pasado poco más de una semana desde la última vez que la vi y parecía que estaba bien de buenas a primeras, pero tampoco iba a negar que le había pillado un cariño estúpido y que, de alguna manera, me sentía culpable por no haber hecho más para saber si estaba bien o no.

>>Gracias~ ¡Tú estás muy linda también, Annie! —exclamé, separándome de ella aunque me quedé enganchada a sus manos, y repasé su yukata con la vista antes de fijarme en el chico que vino detrás de ella, que resultó no ser otro que Dante—. Buenas noches, Dante~ ¡Fred y yo hemos llegado hace poco! Pero lo estamos pasando muy bien, ¿a que sí?

Mi hermano asintió con la cabeza en cuanto lo miré, de nuevo con una sonrisa gentil al ver lo emocionada que me ponía por ver a aquel par, y nos avisó que probaría un intento en el puesto también mientras nosotros seguíamos hablando.

>>¿Vosotros qué tal? ¿Disfrutando del festival también?

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No sé si hay que quitarme un ticket too por ser la misma persona aunque sea otro personaje, por ser un npc y tal, pero como sea, voy a intentarlo again con el nene uwu7