Habitación principal

—Uhm...

Jugar al beer pong con Blee y Jez había llegado a ser divertido, pero la idea de jugar a la botella con un grupo de completos desconocidos no me causaba tanta emoción, aun si tampoco era que me molestase o algo así. Sea como fuere, agradecí que me dejase libertad para elegir y me quedé pensando un rato antes de levantarme del taburete, haciéndome con su mano para llevarla conmigo.

Había escuchado algo de ruido en la habitación contigua, así que ir ahí no era una opción, y al salir al pasillo me di cuenta que el mismo estaba bastante abarrotado, al igual que el balcón seguía. Lo que había al lado de las escaleras sería el baño, igual que en la planta baja, así que solo quedaban las dos habitaciones más alejadas por explorar. Las puertas de una de ellas estaban cerradas, y así fue como acabamos llegando a la habitación principal.

Solté la mano de Mogan una vez ya dentro del cuarto y di una vuelta, mirando alrededor, antes de fijarme en ella.

>>¿Será la habitación de los padres de Katrina?

Contenido oculto

Gigi Blanche anda mira, otra habitación con cama y estamos a solas 7u7 (?)

 

Seguí a Kashya hacia donde le apeteciera ir, sin poner ninguna clase de pega. Repasé la situación del pasillo apenas de soslayo, notando algunas personas aquí y allá, las voces proviniendo aún del balcón, y a nada le otorgué mayor relevancia. Al final acabamos en lo que parecía ser el dormitorio de los padres de Katrina y observé la decoración durante un buen rato. No desentonaba del resto de la mansión pero seguía sorprendiéndome el nivel de detalle. Personalmente no me gustaría vivir en un castillo tan pomposo, prefería estilos modernos, más sobrios y ¿geométricos? Pero vaya, tenía su encanto para el carácter de la velada.

Se veía agobiante vivir ahí, de todas formas.

—Parece serlo, sí —respondí distraída, repasando la mesilla de noche con la yema de los dedos, y porque me salió del coño decidí llevar la mano a la manija de la gaveta—. ¿Seguimos la búsqueda del tesoro, lass?

 

Sí, definitivamente parecía ser la habitación de sus padres. La decoración seguía el mismo estilo que el resto de la mansión que habíamos visto hasta el momento, lo único que permitía distinguirla como el cuarto de matrimonio era la enorme cama que había en el centro, claramente pensada para un... matrimonio, valga la redundancia.

Vi a Morgan dirigirse hacia una de las mesillas de noche y un poco por impulso decidí dirigirme a la contraria, aunque para mi decepción aquella no contaba con ninguna especie de cajón. Si había algún tesoro, dudaba que estuviese puesto a simple vista, pero igual me quedé mirando la superficie del mueble por si acaso.

—¿Has encontrado algo?

¿Era tan siquiera consciente de lo ilegal que estaba siendo todo eso? Bueno, si lo era, claramente no me estaba importando mucho por el momento, así que simplemente seguí con ello porque... pues porque sí, básicamente.

 

Vaya, vaya, a este paso me encontraría todas las llaves de la jodida mansión por ahí. Qué descuidada era esta gente, dejando cosas tan importantes al alcance de cualquiera. Bueno, técnicamente estaban en lugares normales, pasa que con Kashya nos habíamos puesto a meter las narices donde no nos llamaban.

Agarré la llave y bordeé la cama hasta ir donde Kashya. Me senté a la orilla del colchón y reboté suavemente, echándole un vistazo a la nota. Extendí la mano frente a la chica, mostrándole el objeto.

—Encontré otro misterio, lucky us~ —canturreé, dejándosela para descansar la espalda en la cama. Eché los brazos encima de mi cabeza y me distraje observando los foquitos de la lámpara de techo; era por demás ostentosa—. ¿Qué dices? ¿Esto compensa la otra llave que cedí sin más?

 

Suerte la mía, pude identificar fácilmente las palabras escritas en la nota que encontré, aun cuando llevaba tanto tiempo sin hablar en inglés y un poco sin leerlo también. Y en cuanto la pude leer, alcé la vista para dirigirla hacia la posición de Morgan. La pillé ya acercándose a mi lado y no tardé en distinguir la llave en su mano, asumiendo que la nota se refería a esa en concreto.

Me la entregó y me dediqué a mirarla a contraluz mientras ella se echaba hacia atrás en la cama y todo el rollo.

—Mhm... —murmuré, distraída con el llavero que colgaba de la llave—. Creo que esto abre la puerta de al lado.

Sin decir nada más, me giré sobre mis talones y comencé a andar, dispuesta a volver a salir de la habitación como si nada. Solo me paré un segundo al borde de la cama, dirigiéndole una mirada a Morgan desde ahí.

>>¿Quieres venir?

 

Me hizo bastante gracia que Kashya estuviera tan metida en todo el rollo de encontrar llaves y traspasar propiedad privada que claramente no debería ser traspasada, pero ¿quién era yo para quejarme? Es más, debería agradecerle por concederme una compañera de ilegalidades. Estiré los músculos, relajando el cuerpo, y solté un suspiro al incorporarme de un movimiento fluido.

—Muy bien, cariño. Te sigo.

 

Dicho y hecho, el cabrón se lo tomó como un reto personal.

Me sonreí una última vez al recibir su respuesta y después ya sí que se me desconectaron las neuronas de una manera bastante significante. Noté cuando me presionó más contra la pared y noté cuando deshizo el agarre de mis piernas, pero por lo demás lo único que acabé sintiendo realmente fueron las embestidas cada vez más intensas.

Ya de paso, la verdad es que consiguió bastante bien lo de hacer que alzase la voz porque ya sí que no hubo manera de controlarlo; seguramente se me estaría escuchando hasta el pasillo aun cuando seguía empeñado en comerme la boca cada tanto.

No tardé mucho más en llegar al clímax de nuevo, así como había pensado apenas unos segundos antes, y noté como él mismo seguía el mismo camino no mucho después, seguramente potenciado por mi propia estrechez. Agradecí que me dejase de nuevo sentada en el mármol, porque ni idea de si iba a poder sostenerme bien sobre mí misma, y me quedé siguiendo sus movimientos un poco en piloto automático.

Me sacó una risa floja aquí y allá, cuando se quedó mirándose en el espejo, cuando buscó las marcas que seguramente me había dejado en el cuello o cuando se robó unos caramelos en los que contestaba al móvil como si nada. Me crucé de piernas en un movimiento vago cuando me volvió a recorrer con la vista y levanté el brazo para mover los dedos de la mano a modo de despedida, así sin más.

Después de un buen rato, cuando ya el chico desapareció por la puerta y seguramente ya hubiese bajado las escaleras y todo, me digné a bajarme del lavamanos. Me agaché para coger el vestido y me lo coloqué, todo con movimientos pausados y perezosos. Hasta un bostezo acabé por soltar mientras salía del baño, fíjate tú.

Revisé el móvil mientras pasaba a la habitación principal, comprobando la hora e ignorando por demás los mensajes que tenía sin leer, y fue en ese momento que me fijé de soslayo en la cama que había a mi lado. Un taxi no tardaría mucho en llegar a estar horas, ¿verdad? Mucho menos a una zona de ricos como Chiyoda, así que podría llamarlo cuando me diese la jodida gana y no tendría que esperar mucho.

Bloqueé el teléfono, lo dejé sobre la mesilla y me dejé caer sobre la cama como si estuviese en mi puta casa o algo. Solté un suspiro de pura satisfacción mientras me acomodaba sobre la almohada y me quedé frita en cosa de un segundo.

Bueno, siempre había sido muy confianzuda~