Entre que Shimizu y Hiradaira seguían fallando como si tuvieran las puta neuronas conectadas nos iba a dar puta Navidad allí, la verdad, aunque Emily parecía haber perdido su suerte también y yo asumía que no debía andar muy lejos. Por lo menos la apuesta del par de estúpidos sonaba interesante, si Swallowtail estaba en la conversación asumía que había hierba de por medio y si el idiota de Sonnen perdía una pasta que se había ahorrado con sus negocios de mierda, bueno, me iba a descojonar. Al final incluso Emily aceptó la estupidez que había propuesto Hiradaira, así nada más, cosa que tampoco era una sorpresa si la chiquilla estaba ebria y hasta se había empinado el vaso que le tocaba a Anna, para medio salvarle el culo. Fallé el primer tiro y suspiré con cierta pesadez. —Más le vale a alguno de ustedes, imbéciles, beberse ese vaso de cerveza o los tanukis aquí presentes van a terminar en uno de los baños antes de que siquiera sea media noche y todavía tenemos cosas que hacer. —Got it. El segundo tiro tuvo mejor pinta pero otra vez dependía de los reflejos de la chiquilla.
Parecíamos haber caído en una suerte de agujero negro, nadie conseguía darle a los vasos restantes. Un poco normal, los últimos eran los más difíciles ¡pero aún así! Emi acabó por arrebatarme el vaso de cerveza y la miré como si fuera, no lo sé, la encarnación de la Virgen María. La dejé terminarse el contenido antes de estirar los brazos y rodearle el cuello, dándole un besito en la mejilla. Todo fue con movimientos extrañamente suaves y meticulosos, porque ya comenzaba a desconfiar de mi equilibrio más que otra cosa. No había estado en mis planes emborracharme sin siquiera pasar las diez, la verdad. Para colmo, Katrina le acertó... otra vez. Bufé visiblemente, ya ni me molestaba tanto perder sino el hecho de seguir teniendo que tomar cerveza. Agarré la pelotita y la lancé tras mi espalda a un punto indefinido, redirigiendo luego mi atención a Emi. Le dediqué una sonrisa pequeña, encogiéndome de hombros. —Bueno, al menos fue divertido~ ¡Y aún faltaba lo peor! Recordé la urna así de golpe y prácticamente me le abalancé encima, olvidando todo el asunto de recién de moverme lento y cuidadoso. Colé el brazo y hurgué hasta sacar un papelito. Lo que encontré escrito me dibujó una sonrisa de lo más divertida en los labios y busqué a Emi para echarle un brazo sobre los hombros. —Eh, cariño, pero mira nomás~ En lo que Emily leía el papelito le eché una mirada encima a Katrina, sabía que no lograría tocarle los cojones pero igual toda la situación me divertía bastante. De momento había dejado de lado el puto vaso de cerveza, que si bebía una gota más el estómago se me doblaría en dos. El brazo que mantenía en los hombros de Emily se retiró lentamente, trazando una línea suave, y solté una risa nasal. —¡Muy bien, idiotas! Presten atención, que lo verán una sola vez. Era consciente de que Altan estaba ahí presente, pero dudaba mucho que fuera a molestarle, ¿verdad? Si no, bueno, ya luego me encargaría de consentirlo un poco~ Deslicé mi mirada de regreso a Emily, le corrí el cabello del hombro de un movimiento cuidado y me incliné hasta hundir mi rostro en la curvatura de su cuello. Allí sonreí, le eché algo de aliento encima y repasé su piel apenas con la punta de la lengua. Me erguí sin mayores complicaciones luego, le pellizqué la mejilla y me volví hacia los demás, para ejecutar una reverencia bien teatral. —Muy bien, Akaisa, creo que tienes un derecho que ejercer ahora, ¿verdad? Contenido oculto: Castigo #7 7. Uno de los dos debe lamerle una parte del cuerpo al otro.
Ebria como estaba la cabrona obviamente no logró detener la pelota que fue a dar de lleno en uno de los vasos y de inmediato solté una risa que amenazó con convertirse en una carcajada. Le eché los brazos encima al rubio con pintas de hijo de la yakuza, usando sus hombros para estirarme y estamparle un beso en la mejilla, así por puro amor al arte. Soltó una risa floja y se encogió de hombros, estirando la mano para tomar el vaso que nos había quedado lleno y bebérselo pues porque sí. Digamos que así funcionaba el asunto, se bebía como castigo y para celebrar. —No hiciste una mierda pero el espectáculo estuvo bueno~ —comenté mientras lo dejaba ir. Sabiendo los castigos que habían en urna del desastre me quedé apoyada en la mesa, esperando porque alguna de las dos sacara el famoso papel para ver qué les tocaba y no tardé mucho en conectar neuronas en cuanto Hiradaira me miró. Tenía que haberle salido uno de los interesantes como mínimo, de los divertidos. No como el que parecía haberle tocado a Sonnen y, aunque no sabía, como el que le había tocado a Dunn de comer césped. Bueno, se había intentado, ¿no? Tampoco se podía esperar demasiado de una chica de menos de metro sesenta y que se había bajado ya no sé cuántos vasos de cerveza en menos de quince minutos, mucho era pedirle que no se fuese de boca al piso si daba un paso mal en realidad. Al menos Hodges le había sacado un vaso de cerveza, porque a mí no me había dado la neurona en el momento. Solté un suspiro al ver la mirada que Anna le echaba encima a Akaisa, me acerqué para tomar el vaso del que, gracias a su neurona y el dizque castigo que le había tocado, se había olvidado por completo. Antes de eso había sacado la billetera para tomar el dinero que debía darle a Arata y cuando pasé junto al par de idiotas lo dejé sobre la mesa, él no tardó ni un segundo en metérselo al bolsillo. Puse el vaso lleno dentro del vacío, para no andar cargando dos como un imbécil, y la verdad es que no se me apetecía tirarme ese numerito en particular, porque vamos, era esa maldita clase de estúpido. Así que me alejé de la mesa para echar un vistazo por los ventanales, solo para darme cuenta que ya había más gente afuera y que Dunn estaba con Kohaku al borde de, no sé, la crisis nerviosa de su vida. Pobre diablo. Por un momento creí que Shimizu me iba a caer encima a tocarme las pelotas como siempre, pero había obviado que el hijo de puta seguro se quería tirar el espectáculo de gratis. Me llegó el sonido de aplausos, que asumí que eran suyos por su siguiente comentario. —Muy bonito~ lástima que no haya repeticiones —soltó y cuando regresé la atención a ellos noté que me estaba mirando de soslayo, como hijo de puta que era. Akaisa por otra parte estaba pensando en qué pedir, seguro tenía un montón de ideas de mierda como las que había metido en esa urna. Se llevó la mano al mentón, pensativa, hasta que finalmente se le formó una sonrisa en el rostro que por poco no me recordó al gato de Cheshire. —Emi-chan, repite conmigo lo que acaba de hacer Hiradaira —dijo por fin y casi estuvo por ronronear. Dios, a la pobre la iban a dejar más caliente que la mierda, ¿no? En fin, obviamente la cabrona de Akaisa pretendía encargarse de eso también. —Cero puntos por creatividad, Akaisa —solté porque sí. —¿Quieres darme lecciones o algo, alemán? —Prefiero meter la mano en la urna de castigos por segunda vez, gracias.
Habría esperado que, no sé, Anna se molestase por haberle quitado la cerveza de las manos sin avisar o algo así, la verdad, y por ese mismo motivo me sorprendió cuando me dejó el beso sobre la mejilla. Igual acabé por responderle con una sonrisa amable antes de ver como seguía el juego. Hice un mohín de lo más exagerado cuando vi que Anna no lograba interceptar el tiro y sentenciaba con ello nuestra derrota. Ah, habíamos estado tan cerca de gana, qué pena~ De todas formas, cuando recibí la atención de la chica de nuevo recuperé la expresión liviana e imité su encogimiento de hombros. Tenía razón, ¡había estado muy divertido! La vi después prácticamente abalanzarse sobre la urna de castigos y la sonrisa divertida de Anna solo me lanzó una ola de tensión encima, porque nada bueno podía salir de ahí, ya lo había pensado antes. Al menos tenía la tranquilidad de que, bueno, era Anna, así que fuese lo que fuese, sería menos doloroso haciéndolo con ella. Leí el papelito y lo cierto es que no logró sacarme mayor reacción porque era exactamente el tipo de cosas que uno esperaría. Oh, bueno, podría ser peor... siempre que no pensase que tres senpais nos estaban mirando y se iban a comer todo el espectáculo, claro. Cuestión de que me dejé hacer por Anna con una docilidad ridícula, incluso inclinando un poco la cabeza para darle mejor acceso, y simplemente cerré los ojos para intentar centrar mi mente en algo que no fuese el tacto de su lengua, evitando así no dejarme llevar demasiado por todo el asunto, conociéndome cómo me conocía. Solté el aire en un suspiro tembloroso cuando se separó y extendí la mano para darle un golpecito suave en el brazo, por toda la tontería de llamar aún más la atención de los presentes. Luego Katrina pidió su premio especial por encestar la pelotita ganadora y, a ver, tan tonta no era como para no imaginar que me caería a mí pero... ¡qué injusto! ¿Por qué la estaban pagando conmigo cuando había jugado tan bien? Ah, claro, igual por eso... Me ajusté el vestido en un ademán algo nervioso y me acerqué a la mayor después de echarle un vistazo disimulado al resto. Iban a quedarse sí o sí a ver todo el rollo, ¿verdad? Maldita academia de voyeurs, solo faltaba que Kohaku apareciese por ahí para verlo también, qué sabía yo. —Permiso, senpai~ —murmuré, una vez había acortado por completo las distancias. La miré a los ojos solo un segundo antes de bajar la mirada hacia su cuello. No había pelo incordiando y aun así levanté la mano para deslizar un par de dedos por su piel, excusándome mentalmente en lo del cabello cuando claramente solo me apetecía hacerlo y ya. Me incliné después, rozando con los labios la zona cerca del tirante de su vestido, y deslicé después la lengua a lo largo de su cuello hasta llegar al límite de la mandíbula. Posiblemente lo hice más lento de lo que fui consciente, porque en el fondo... también era un jodido premio para mí. Aparté la mirada hacia un lado cuando terminé, pero no logré alejarme aún de la zona a la que me había anclado. >>¿He cumplido...?
Apenas me separé de Emi redirigí mi atención a los alrededores, al idiota de Shimizu aplaudiendo. No iba a negarlo, era cagado e incluso un poco retorcido que me significara una mínima cuota de satisfacción la idea de captar la atención del resto, así fuera con un show exhibicionista de cuarta. Pero siempre había sido una jodida adicta de los aplausos. Mientras Katrina pensaba su premio recorrí la habitación con la vista en busca de Altan, di con su silueta cerca de los ventanales y por alguna obra divina reparé en que ya no estaba sobre la mesa el vaso que debería haberme tomado. Para cuando Akaisa por fin se decidió y Emi comenzó a acercarse a ella, yo hice lo mismo pero en dirección a Altan. En el camino pasé junto a Shimizu y le propiné un golpecito de nada en el hombro. —Un placer haber conocido al famoso Shimizu por fin~ —canturreé, bastante sedosa, y como quien no quiere la cosa enganché apenas a la pasada la abertura de su saco con el dedo índice—. ¿Luego me muestras lo que trajiste ahí? Si no, no podré dormir de la intriga. Le concedí una última sonrisa antes de palmearle la espalda, siguiendo camino hacia Altan. Un poco lo imité echando un vistazo afuera y cierto relámpago de tensión me oprimió la garganta al reconocer el cabello celeste de Kohaku junto a... ¿ese era Cayden? —Espera, ¿esos dos se conocen? No había estado en mis planes soltar eso tan fuerte, pero estaba jodidamente borracha y no filtraba una mierda. Fui consciente al instante de que lo había dicho en voz alta y me llevé un par de dedos a los labios antes de retirarlos lentamente, regresando mis ojos a Altan. Era una imbécil, me envalentonaba y hacía las cosas y luego me apenaba hablarle. ¿Y si se había molestado o algo? —Perdiste dinero —murmuré, entrelazando las manos al frente para ladear la cabeza hacia un costado; el cabello se derramó en esa dirección—. Perdón~ A ver, ¿qué onda? ¿Estaba intentando hacerme la linda porque ya me había dado el ataque de culpa? Bueno, sí. —Gracias por beberte el vaso —agregué junto a una sonrisa liviana, señalando el recipiente en cuestión—. Una cerveza más y probablemente habría muerto. Bueno, ¡estoy muy cerca de morir! Quizá presencies un fallecimiento esta noche, sería una gran anécdota para tus nietos, ¿verdad? Bueno, quizá no, bastante creepy. ¿Tus hijos, entonces? ¿Para los dulces dieciséis de tu hija? ¡Ah! Esa puede funcionar. Ya cierra el puto culo, Anna. Suspiré audiblemente, enmarañando las manos entre sí, y estaba tan idiota que simplemente me estiré y estampé un beso en su mejilla. Venga, si ya me había puesto nerviosa y todo. Miré en todas direcciones antes de agregar, en un murmullo bajo: —Gracias por apostar por mí, cielo. Contenido oculto so messy smh
Lo estaba disfrutando como una jodida, ¿no? La condenada Emily ahí con su novia a ojos de todo Dios. Tuve que aguantarme la risa mezcla de suficiencia y la más pura diversión mientras me tiraba todo el teatro. Shimizu permaneció a mi lado, bebiéndose la cerveza como si realmente no le interesa el espectáculo, pero cuando terminó el asunto siempre les aplaudió. ¿No tenía como diecinueve, ese puto cabrón? En fin, en sí no parecía una amenaza como el otro tatuado que me conocía. Al menos por ahora. Además ponía bastante en duda que a pesar de sus pintas el alemán se juntara con gente de esa calaña en específico, no era que le tuviera ninguna clase de fe ni una puta mierda, pero consideraba que por lo menos Kurosawa no se enredaba con idiotas que tuvieran cerdos en sus círculos de amistades más próximos. Confiaba en otra mujer, más o menos, no en el alemán como varón. La sonrisa solo se me ensanchó al ver a Emily acomodarse el vestido antes de acercarse, miró al resto que obviamente se iban a tirar el rollo, mínimo Shimizu ni idea los otros dos. Sentí sus dedos en mi piel, algo extra que no venía en el pedido porque no había cabello estorbando, y todo el resto de la movida solo continuo añadiéndole suficiencia a la sonrisa que tenía en la cara. A pesar de que apartó la mirada se quedó anclada allí, ¿y quién era yo para desaprovechar esa clase de oportunidades? Coloqué la mano en su mentón, obligándola a mirarme, y le estampé un beso en los labios que no tardé mucho en profundizar, colándome apenas en su boca. ¿Que si la estaba dejando caliente de puro gusto? Sí, la verdad. Me separé no mucho después y todavía cerca de sus labios sonreí antes de hablarle. —Cumpliste, linda. Había seguido intercambiando la atención entre los espectáculos y el patio, notando que a Dunn le salvaba el culo una chica de cabello rosa y celeste para que al menos Kohaku pudiera seguir haciendo su magia o lo que fuese. A los oídos me llegó la voz de Anna al pasar junto a Arata, contuve el suspiro de hastío ya no por la actitud de Anna sino por anticiparme a la de Arata. Aunque un poco de gracia sí me hacía que Anna hubiera hecho dos más dos precisamente en medio del beer pong. So damn funny. —Cuando quieras —respondió junto a una risa y cuando lo miré de soslayo choqué con sus ojos—, si no me matan por intentarlo~ Ganas no me faltaban, honestamente, pero si le soltaba una hostia no iba a ser allí frente a Anna y Hodges, para eso existía el Hibiya y cualquier otro parque de Tokyo. Igual no recordaba haberle soltado un golpe a Arata nunca a pesar de lo fastidioso que era, aunque en parte quizás se debía a que hacerlo significaba entregarle la victoria absoluta. Cuando Anna llegó a mi lado, imitándome en el asunto de ver por el cristal, no me esperé que soltara ese comentario en voz alta y al parecer su culo borracho tampoco, porque se llevó los dedos a los labios y se me escapó una risa baja, cosa de nada. —Diría yo que se llevan bastante bien, dijiste que quedaste con él, ¿no? —Bebí algo más de cerveza—. Sabes que no puedes tocarlo, sale huyendo o te muerde la mano si lo haces... Pero Ishikawa puede hacerlo. Parece su superpoder. Ladeé apenas la cabeza todavía mirando la escena y si ya de por sí Cayden me había parecido siempre pequeño, a pesar de que lo que le sacaba eran cinco centímetros, allí bajo el brazo de Ishikawa me recordó a un cachorro delgado y perdido. Era extraño, tenía una habilidad sorprendente para cuestiones prácticas, pero lo ponías entre personas demasiado rato y se moría. Lo entendía un poco. La gente era un putísimo martirio, pero las relaciones movían la telaraña del mundo y las necesitaba, quisiera o no. Cuando intuí que iba a seguir hablando giré el rostro hacia ella justo cuando soltó lo del dinero y ladeó la cabeza, seguí el movimiento de su cabello casi con manía porque lo cierto es que me gustaba verla con el cabello libre de la coleta. Pensé en decirle que ese dinero no era nada, no tanto porque estuviera forrado, sino porque Cayden me había salvado el culo dándole la hierba así que era como darle algo que había sido parte de un trato inicial, pero el caso es que Anna siguió hablando. Me agradeció por beberme el vaso y un poco me jodió no haberme tomado el que se había bajado Hodges, pero no lo iba a decir a los cuatro vientos. Hablando de hijos, qué puto miedo daba pensar en criar una persona. Su beso en la mejilla me tomó un poco distraído, giré el rostro hacia ella apenas para oírla darme las gracias. Había hablado como loro y me di cuenta que no era solo porque estaba borracha, estaba ansiosa por alguna mierda posiblemente relacionada a mí. Entendía que a veces era difícil leerme y mucho más ahora con un obstáculo en cuestión; así que todavía sin decir nada solté la máscara para retirármela de la cara por segunda vez en la noche. Sujeté la cinta con los dedos de la mano en la que sostenía el vaso y anclé la mano libre a un costado de su cabeza, para inclinarme y dejarle un beso en la frente. —Relájate, cariño —murmuré mientras regresaba a mi espacio, luego de acomodarle cualquier mechón de cabello que hubiera sacado de su lugar. Busqué sus ojos y le dediqué una sonrisa tranquila, antes de volver a poner la vista en el exterior—. La verdad fue la única excusa que mi cerebro pudo pensar para decirte princesa en presencia de... ¿Cinco? Seis personas, fue bastante lamentable, pero de todas formas lo cierto es que siempre apostaría por ti. Bajé la vista al vaso de cerveza, le di otro trago y finalmente solté algo más. —Quizás también muera hoy no me habré zampado el sexto de tequila pero oye, esto de perder en el beer pong te deja hasta el puto culo de cerveza. —La miré de soslayo—. Espero que seas amable conmigo esta noche~ ¿Necesario? Absolutamente. Contenido oculto pedazo de parkour aquí JASJHJES Yo: nice, Al está chill porque las otras bitches están bien pinche horny y pues me muero aquí Al en el final del post: i think the fuck not
Digamos que una parte de mí sabía que Katrina iba a aprovechar que no me moviese de mi punto y supongo que había sido esa misma parte la que me había obligado a quedarme ahí, a la espera de ver su siguiente movida. Así pues, claramente me dejé hacer cuando noté la mano en el mentón y le correspondí al beso hasta dónde ella lo permitió. Asentí ligeramente con la cabeza cuando volvió a hablarme, estúpidamente satisfecha por recibir su aprobación en algo tan tonto como eso, y... bueno, ella tampoco se había alejado, ¿verdad? Decidí interpretarlo un poco como me viniese en gana y me eché de nuevo hacia delante, atrapándole los labios una vez más. Alargué el beso algo más de lo que había hecho ella, aunque no me atreví a colarme en su boca, y simplemente lo corté porque sabía que seguíamos en público. —Y eso en compensación por haber acertado tantos tiros. Di un par de pasos hacia atrás después de murmurarle aquello y me apoyé sobre el borde de la mesa dónde habíamos estado jugando, con las manos tras la espalda y dirigiendo la mirada alrededor de la habitación con curiosidad. >>Tu casa es muy bonita, senpai. Es decir, sé que está decorada para la ocasión y eso, pero seguro es bonita sin todo ello también~
Algo de gracia me daba que Altan y Arata no parecieran cansarse de medirse la polla como dos machos imbéciles. No tenía idea cómo habían llegado a hacerse amigos o por qué insistían en ello en absoluto, cuando de buenas a primeras cualquiera diría que no tenían ni un pelo similar. Entre las cosas que fui sabiendo poco a poco me hice una imagen de la vida que Altan también llevaba, una quizá bastante parecida adonde había caído cuando estaba sola y los chicos me rescataron de la cancha de baloncesto. Era un niño pijo, algo estirado, bastante introvertido y con una inteligencia que te cagas, así y todo ahí iba, siguiéndole el rollo a pandilleros promedio. Hablando de moverse entre espectros. Igual algo me molestaba que lo que sea que hiciera o dijera pareciera cumplir únicamente de motor para que el idiota molestara a Altan, pero al final del día me importaba poco y nada. No esperaba nada de los de su tipo además de una cerveza, algún porro y a lo sumo matar el tiempo en un bar de mala muerte. Podría llevar más tiempo del que me gustaría admitir revolviéndome con el elemento pero quizá, en el fondo, siguiera teniendo preferencias un poco... diferentes. O quizá sólo fuera una prepotente de mierda a secas. No hice mucho cuando noté que Shimizu volteaba a mirar a Altan, me limité a rodar los ojos y seguir camino. Que podría haberle reclamado que seguía ahí al jodido cabrón, sí, pero ¿para qué? Tampoco me extrañaría que a sus ojos no fuera más que la perra de Altan. Si es que eran todos iguales. Al llegar junto a Altan seguí viendo un rato por la ventana, en lo que él me respondía al respecto y eso. Asentí a su pregunta y solté una risa nasal. Tenía razón, me veía que mini Ishi y Dunn tuvieran algo más que una amistad superficial y de repente me di cuenta de lo que había hecho. Es decir, dudaba que realmente fuera a importarles pero al final del día había reemplazado a mi camello de confianza por su amiguito. El mundo era un pañuelo. Y eso que aún no tenía idea de Kohaku y Arata. —Es un poco una ladilla tratar con alguien que quizá le respiras encima y le agarra un ataque nervioso —solté sin pensarlo ni medio segundo, de imbécil y sin filtro como estaba, y busqué a Altan de reojo—. Pero bueno, su hierba es más que decente. Fue más para medir su reacción que otra cosa, ya que literalmente al cerrar la boca me di cuenta que, si le daba la gana, podría extrapolarlo a él con suma facilidad. Ni idea, cuando nos conocimos en las pruebas físicas era algo difícil hablar con él pero ya luego de eso realmente no volvió a parecerme así, entre la tontería de la paleta, el jugo, la toalla y todo lo demás. Pero con Cayden era como pisar clavos. Mi beso no recibiría una medalla ni nada, que entre su máscara tan aparatosa de cuervo y mis reflejos dañados acabé estampando mis labios más cerca de su quijada que otra cosa, pero volcó su atención sobre mí sin demoras y cerré los ojos al recibir su beso. Era bastante estúpido, la verdad, pero por fin pude verlo de verdad y el corazón me dio un vuelco en el pecho. Me lo quedé mirando como una jodida imbécil. ¿Cómo funcionaba esto? ¿Me decía que me relajara y actuaba como un puto hechizo mágico? Bueno, sí. Reflejé su sonrisa sin el menor de los esfuerzos, pude sentir cómo la tensión se evaporaba y me relajaba los músculos. Arrugué apenas la nariz en lo que acomodaba mi cabello y seguí mirándolo aunque él hubiera volcado su atención sobre el patio. Antes había reaccionado de lo más normal cuando el idiota me dijo princesa frente a todo Dios, pero ahora que sólo éramos nosotros dos no corrí con la misma suerte. Abrí un poquito más grandes los ojos y luego los clavé en un punto aleatorio de la habitación, inhalando por la nariz. Princesa. —¿Eso te convierte en un príncipe, supongo? —sopesé, y me reí de antemano por mi siguiente ocurrencia—. Príncipe de las tinieblas, quizá, ¡pero príncipe en fin! Igual no me hagas mucho caso, que el negro te sienta de maravilla~ Seguí sus movimientos en lo que bebía cerveza, el filtro no sólo me fallaba para hablar sino para todo en general. Estaba observándolo como si fuera una especie de fuente lumínica, curiosa comparación a juzgar por, bueno, todo. El caso es que no podía quitarle los ojos de encima y tampoco reparé en ello, así que imposible subsanarlo. —¿Por qué sigues bebiendo, entonces? —repliqué, soltando una carcajada breve—. ¿Eres puto suicida o algo? Luego recibí su mirada y la corriente de calor que ya sentía encima, culpa del alcohol, reverberó y me lanzó un chispazo extraño por la espalda. Mi expresión había recuperado cierta neutralidad que poco y nada duró, entorné la mirada y curvé los labios en una sonrisa suave. ¿Subiéndome al puto tren, así nada más? Pues claro. —¿Y si no? —atajé, bastante sedosa, enganchando los brazos por sobre sus hombros; al menos con los tacones no se me dificultaba tanto el asunto de la diferencia de estatura—. ¿Qué pasa si no soy amable, Al~?
Si es que el cabrón de Shimizu debía estar en su puta salsa con el espectáculo, hasta calladito estaba allí a un costado de la mesa bebiendo su vaso de cerveza como un buen chico, mientras yo me comía a Emily porque simplemente me había salido del coño. Tuve que contener la risa, casi ronroneo, que amenazó con surgirme de la garganta cuando volvió a inclinarse hacia mí para besarme. La recibí sin problema, hasta respeté que la pobrecilla no se atreviera a colarse en mi boca ni nada, seguro porque seguíamos allí a ojos de todo Dios. Cuando se separó y se apoyó sobre la mesa le eché los brazos sobre los hombros de pura manía como hacía con Aaron y como había hecho también con Wickham. —¿Por los tiros? Dos cervezas más y dejaba la princesa de chicle fuera de servicio —dije bajando el tono de voz—. Por eso no hay que emocionarse tanto con los tragos de calentamiento antes de la fiesta, Emi-chan~ Aunque claro, la otra enana seguro también se iba a divertir un rato. Escuché su comentario sobre la casa aunque en sí me era bastante indiferente. Esa casa era prácticamente una réplica de segunda de la que habíamos dejado en D.C, así que sí, era linda pero tampoco me desvelaba. Mucho menos cuando arriba estaba mi habitación de princesa todavía, pero nunca me atreví a cambiar una sola cosa porque así como la de D.C era mamá la que había decidido la mayoría de sus detalles. —¿Hmh? ¿Te gusta? —pregunté un poco porque sí—. Puedes venir cuando quieras. Le dediqué una sonrisa, de esas que compartía con todo Cerbero, y deslicé los dedos por su cabello. Por más que Arata fuese un maldito insufrible también sabía que era un perro leal que te cagas, digamos que por eso había soportado tenerlo a mi lado y la viva prueba era que estuviera ahora metido en el Sakura, como si nada, cuando bien podía haberme mandado a tomar por culo o lo que fuese a pesar de que le ofreciera la pasta. Lo cierto era que aunque era un carroñero de primera categoría se podía permitir elegir qué hacer y qué no, al menos en ese punto. Si estaba allí era porque quería, así de sencillo. Claro que eso no significaba que hubiese que tenerle expectativas en cuanto a su personalidad, el hijo de puta vivía de joder a todo Dios y a veces me preguntaba seriamente cómo no lo cerraban de hostias cada noche, si era tan insoportable. Como fuese no tardó en guardar silencio, posiblemente porque había encontrado algo mucho más interesante en lo que volcar sus putas tres neuronas. El comentario de Anna sobre Dunn estuvo por arrancarme una risa, si lo sacaba de contexto fácilmente podía decirse lo mismo de mí y si no que lo dijera Nieves, que me la había sacado de encima como si la hija de puta quemara. Asentí con la cabeza, dándole la razón tanto a ese comentario como a lo de hierba y lo dejé correr porque no tenía mucho más que añadir. Me di cuenta que la tonta se me quedó mirado como si hubiera estado esperando todo el rato poder verme la cara por fin, solté una risa baja apenas audible entre el eco de voces y la música francesa. No vi su reacción al hecho de que ahora le había dicho princesa otra vez de forma más personal, pero sí escuché su respiración y se me formó una sonrisa suave en los labios. Había reacciones suyas que no perdían el encanto. Negué apenas con la cabeza al comentario de ser un príncipe, porque no podía haber nada más alejado de la realidad excepto quizás por la estupidez esa del príncipe de sombras. Era una aproximación algo más acertada, que casi me aflojó una risa distinta, pero al final logré contenerla al escuchar lo de que el negro me sentaba bien. Seguía mirándome y a ese paso tendría que cobrarle o algo, que mucho me estaba conteniendo de ponerle las manos encima. —Le estoy sacando pasta a Akaisa en puro consumo —respondí junto a una risa y bebí el último trago—. Al menos el chapuzón ese de antes ayudó un poco con el asunto. Cuando vi la sonrisa que le arrancó mi otro comentario supe que se había subido al tren sin siquiera pensarlo y no me quedó más reflejarla. ¿Y si no? Well, shit. ¿Qué pasa si no soy amable, Al~? Interesting question to say the least. Me había echado las manos en los hombros, bastó su tacto para que una pulsada de calor que podía bien asociar al licor me corriera por el cuerpo. Reaccioné en automático y la mano libre fue a parar a su cintura y repetí la movida de antes, deslizando los dedos por la parte descubierta del vestido, antes de colarlos apenas por uno de los costados. Su piel estaba tibia. Ahora que lo pensaba, ese escote hasta que daba gusto. —Pero bueno, señorita, ¿voy a tener que tener una charla contigo? —murmuré y una sonrisa de mierda me revoloteó en los labios. Tampoco estaba filtrando demasiado—. Tan bien que habíamos empezado, con eso de decirme "mi señor" y todo el rollo. Me incliné apenas para dejarle un beso en la mejilla, fue casi un roce.
Me encogí un poco al sentir su brazo sobre mis hombros, más como un movimiento reflejo que otra cosa ya que me relajé por completo apenas un segundo después, y no pude evitar soltar una risita culpable al escucharla. Me encogí de hombros y, no sé, guiada por lo mismo que me había estado guiando toda la noche para hacer tonterías, extendí una mano para picarle el costado ligeramente. —Es que aun soy una novata y Annie es muy mala influencia~ —me quejé, inflando los mofletes durante un breve segundo antes de soltar el aire en un suspiro—. Me tienes que enseñar este tipo de cosas, senpai. Ah, ¿o quizás tenga que llamarte Akaisa-sensei ahora~? Asentí después con la cabeza y le di otro vistazo a la habitación, aprovechando el momento para fijarme en Anna y Altan cerca de los ventanales con una sonrisilla algo traviesa. Volví a fijarme en Katrina al final y ladeé la cabeza justo cuando sentí sus dedos estaban pasándose por mi pelo. >>¿En serio? ¿Puedo venir incluso cuando no estés y cotillear tu cuarto~? Contenido oculto los posts de pau exudan horniness over 9000 (?)
Si me quedaba alguna duda de los efectos que el alcohol ya debía haberme echado encima, ahí tenía el compendio entero de evidencias. Está bien que era bastante intensa e impulsiva en reglas generales, cosas del fuego, suponía, pero eso ya se me escapaba de las manos en niveles nuevos. Claramente no rechazó mi acercamiento y sus dedos recorriendo la piel expuesta de mi espalda me arrojaron un relámpago extraño de energía que me impulsó a presionar suavemente los brazos, a cada lado de su cuello. Mi sonrisa se ensanchó y entorné la mirada, disfrutando sin más la jodida sensibilidad a la que estaba sometida cuando ese idiota me echaba mano encima. Y había colado la mano por los bordes del vestido. Cabrón. Recibí sus palabras sin mover los ojos de los suyos y cerré los ojos brevemente al percibir su beso, incluso había estirado un poco el cuello para facilitarle la tarea. Le regalé una amplia sonrisa de dientes descubiertos que pecaba hasta de mal augurio y regresé los brazos con movimientos suaves, deslizando las manos sobre su figura. Las detuve justo en su pecho y desde allí lo empujé contra el ventanal, que realmente sólo lo separaba unos pocos centímetros. Suavicé la expresión y me incliné sobre él, recogiendo los brazos a cada lado de mi torso. ¿Aprovechándome de su ángulo y del escote? Bueno, sí. —Puedo seguir llamándote como gustes, tengo varias opciones —murmuré, hundiendo el rostro en la curvatura de su cuello, y entre apodo y apodo fui dejándole un reguero de besos castos—. Mi Señor, mi Lord, su Excelencia, su Majestad. Una risa baja vibró en mi pecho y suspiré, deslizando brevemente mi atención hacia afuera antes de regresar a sus ojos. Pero bueno, ¿no acababa de ver algo por demás interesante? —Eh~ ¿Eso de ahí afuera es un jacuzzi? —Subí la mano para acariciar su mejilla bastante porque sí y giré el cuello hacia atrás, sin separarme de su cuerpo ni un centímetro—. ¡Eh, Akaisa! ¿Te puedo robar un bañador? Total éramos del mismo tamaño y ninguna tenía lo que se denominaría curvas matadoras. De paso, me comí la escenita que ella y Emi se estaban montando, y mi sonrisa adquirió cierta nota felina. Eh, qué atrevidas, a ojos de todo Dios~ Contenido oculto
Me removí apenas cuando sentí que me picaba el costado y permanecí allí, jugueteando con su cabello en lo que hablaba. Digamos que le prestaba y no le prestaba atención, como hacía con todo el mundo. Escuchaba apenas lo suficiente para poder medio contestar y seguir con el resto de jugadas, que nada tenían que ver con oír. ¿Qué Anna era mala influencia? No fucking shit. —Puedo enseñarte un par de cosas, sí —respondí todavía con la sonrisa en la cara—. Así que quizás sí deberías empezar a llamarme sensei. Me encogí de hombros antes su siguiente pregunta, aproveché el tiempo en que pensaba una respuesta para inclinarme hacia ella y dejarle un beso en la línea de la mandíbula, bajé apenas lo suficiente para dejar un segundo en la piel delicada de su cuello. —Podrías, pero seguro te aburrirías sin mí, ¿no crees? —dije desde allí, echándole el aliento encima y me enderecé después—. ¿Quieres un recorrido por la casa, Em? Si me daba la gana algún día de regodearme del efecto que mi tacto tenía encima de ella podía hacerlo perfectamente, sus reacciones mi tacto siempre servían de combustible para que solo siguiera haciendo el imbécil, tensando cuerdas y buscando provocarlas una y otra vez. Esa había sido la lógica en el rellano, en la azotea y allí. Su sonrisa gritó por todas partes que solo se le seguían ocurriendo mierdas, pero hijo de puta yo si me atrevía a quejarme. El recorrido de sus manos reinició la pulsación de calor que había sentido antes, eran lenta, casi pausada y cuando me empujó hacia el ventanal me dejé hacer sin más. Cuando recogió los brazos tuve que tragarme la gracia y deslicé la vista desde sus ojos hasta el escote antes de regresar a los cuarzos. Como para agradecerle por las vistas y todo. La escuché después seguirme el rollo y casi pude jurar que mientras dejaba los besos entre apodos se me erizó la piel. Se me escapó una risa baja también, vibró en mi pecho como una cuerda tensa, y cuando noté que su atención se desviaba retiré la mano del costado del vestido mientras la escuchaba; recibí la caricia en la mejilla mientras tanto y entrecerré los ojos unos segundos, disfrutando de su tacto. —Primera puerta de arriba apenas subes las escaleras —respondió Akaisa sin quitar la atención de Hodges—. Contando desde la cómoda, tercer línea del armario, la primera gaveta que veas. Usa el que quieras, linda, y diviértete~ Hija de puta. Aproveché que seguía con la atención puesta en eso para colar la mano entre nosotros, deslicé los dedos por un mechón de cabello y mientras lo dejaba ir rocé apenas el nacimiento de sus pechos, después delineé despacio el borde del vestido en el escote con aires casi distraídos. —Te puedo ayudar a quitarte el vestido, cariño —murmuré todavía con la sonrisa de mierda en la cara—. Prometo no distraerte mucho y puedes confiar en mi palabra porque tampoco quiero perderme las vistas en el jacuzzi. Contenido oculto Tengo puras mierdas horny en acción y estoy viviendo mi mejor vida
La idea de ir llamando a Katrina sensei me hizo algo más de gracia de la que debería, y seguramente seguiría la tontería solo a lo largo de la noche porque luego me iría a dar demasiada vergüenza tan solo recordar que había sido yo la que lo había propuesto. El beso de después me tomó algo desprevenida, pero tampoco hice ningún ademán por apartarme, ni siquiera cuando bajó el roce hacia el cuello y sentí que un chispazo me recorría a lo largo de la espalda. La seguí con la vista en todo momento, porque Katrina tenía una especie de magnetismo muy extraño que me hacía no poder dejar de mirarla incluso cuando hacía cosas que, por regla general, me avergonzaban. —Mhm... supongo que lo sería... —murmuré, asintiendo ligeramente con la cabeza. Después dijo lo del recorrido y sentí como los ojos se me abrían un poco más por la emoción, haciéndome asentir de nuevo con la cabeza pero con algo más de ímpetu. Me despedí de Anna y de Altan con la mano cuando pasaron por nuestro lado, recuperando un poco la compostura gracias a ello, y volví a centrarme después en la mayor algo más tranquila, pero aun con un deje de emoción en la sonrisa. >>¡Me encantaría, senpai! —exclamé, incluso dando un par de palmaditas con las manos delante de mi cuerpo. Igual quedaba descartado el sitio al que había mandado a los dos de antes, ¿no? Pero no importaba, la casa era tan grande que seguro que no me aburría en ningún momento~ Contenido oculto You know the roll, la llevas donde quieras uwu
Seguí los movimientos de Maze con cierto aire distraído en lo que se agachaba y me ayudaba con las hebillas, luego de la primera le alcancé el otro tacón y lo miré como un auténtico cordero degollado con tal de que aceptara. Es decir, una parte de mí dudaba que se negara por alguna razón pero igual tenía cierto aire divertido montarse el pequeño teatro. Asentí animada a su pregunta y una alegría de lo más genuina me chispeó en el pecho apenas él aceptó. Hice lo mismo con sus manos, me aferré a ambas y me estiré un poco el vestido aquí y allá tras erguirme. Eché un vistazo alrededor, la gruesa trenza acompañó el movimiento y estuve por empezar a caminar cuando me pintó buscar su mano para arrastrarlo y ya. En la cocina había unas personas reunidas en torno a la nevera, no entendí mucho pero tampoco le presté atención. Noté desde la puerta que habían ocupado la mesa del patio, pero por suerte había otra preparada en el comedor y esa iba libre. Le sonreí a Maze y me aparecí sin resquemor alguno, observando alrededor. Bueno, necesitábamos dos personas más para comenzar, ¿verdad? ¿Quizás ese rubio de ahí? —Hey, you. —Me acerqué al muchacho sin problema y entrelacé las manos a la espalda, inclinándome ligeramente hacia un costado para captar su atención. Le dediqué una sonrisa animada. Quizá me había arrimado un poquito mucho, pero ¿qué más daba?—. ¿Qué haces? ¿Aburrido~?
Hasta me había ojos de cordero cuando me pasó el otro tacón, como si no fuese a ayudarla con ambos, y bueno algo de gracia sí que me hizo. Ahora mismo pues se notaba que Sasha estaba más borracha de lo que pensaba o simplemente no estaba acostumbrada, así como podía ser un revoltijo de las dos cosas, pero bueno, al menos ya estaba de mejor humor. Después de aceptar mi ayuda para levantarse estaba dispuesto a seguirla, claro que no conté con que fuese a tomarme la mano y arrastrarme consigo, pero no iba a ser yo el que se quejara ahora ni en broma. Al pasar por la cocina noté la gente reunida vete a saber por qué motivo, luego en el patio la mesa estaba ocupada, pero por lo menos en el comedor había otra. Apenas entrar sentí una mirada encima, fue pesada y bastó ubicar a su dueño para entender el por qué el cuerpo prácticamente me había reaccionado en automático. Era el rubio del salón que solo había recibido besos en la mejilla, digamos que entre el gentío se había ocupado en otras cosas, pero ahora que estaba solo él en el salón y me había mirado había bastado eso para levantar signos de alerta. La peste a pandilla no se le quitaría de encima ni aunque se molestara en disimularla. Vi a Sasha acercársele o mejor dicho írsele encima y me acerqué con pasos tranquilos, como si no tuviese mil alarmas sonando en la cabeza y le dediqué una sonrisa cuando intercambió la mirada entre ella y yo, antes de volcar de nuevo la atención en la pelirroja. —Acabo de terminar una partida de beer pong de lo más interesante —respondió luego de darle un trago al vaso de cerveza que sostenía—, pero ahora que me quedé sin nada que mirar la verdad es que sí me aburro~ Parecía que estaba en su putísima salsa el cabrón. >>¿Por qué la pregunta, señorita? Contenido oculto gUESS WHO'S BACK
Hubo un breve instante donde me pregunté si quizá no estaría tomándome demasiadas libertades al acercarme así, sin más, a personas que no conocía. Era una fiesta, por otro lado, la gente tendía a hacer cosas así en las fiestas, ¿verdad? No tenía nada de raro. Pero bueno, era un ambiente al cual no estaba acostumbrada y que no condecía exactamente con mi personalidad, más allá de que tuviera facilidad para desenvolverme en conversaciones cotidianas. Otra vez, culpa del martini. Y del tiempo con Maze, suponía. Me tomé un momento para detallar las facciones del rubio tras la máscara apenas me regresó la atención, no sabía definirlo pero tenía un algo que no coincidía con su traje caro. Igual no me importó en lo más mínimo, la verdad. Mantuve la sonrisa animada en mi rostro e incluso mostré genuino interés al oírlo, un poco porque lo sentía, un poco porque tendía a comportarme así cuando ¿quería algo de alguien más? Maybe. —¿Interesante? ¿Y eso por qué~? —indagué, curiosa, y me separé de él con movimientos suaves para rozar la superficie de la mesa y volver a buscar sus ojos—. Ah, qué coincidencia, dando así con un veterano. Lucky me~ ¿Te molestaría enseñarnos los trucos? Y quizá, quién sabe, te dejamos jugar con nosotros y todo. ¿Qué dices, cariño? Hablaba en plural pero, siendo francos, una parte de mí sabía que era pura mierda.
Me hacía el imbécil pero no lo era, al menos no tantísimo. La pelirroja aquí presente era un espectáculo a la vista pero no daba las vibras necesarias para que me le fuese encima sin ningún tipo de descaro, lo único que medio me confundía era ese acercamiento tan rápido y pronunciado por decir algo. Aún así, mantuve la mano derecha en el bolsillo siendo que tenía el vaso sujeto en la mano izquierda, la del indicador. La mirada que le había echado al pelirrojo fue nada más para medir el terreno, porque si no me fallaba ese idiota era del que hablaban a veces, ¿no? Apellido extranjero, pero no recordaba cuál en parte porque me daba absolutamente lo mismo. El caso es que aunque bien podía estar interesado en la pelirroja, como tal no leí ninguna intención definida en su lenguaje corporal además de una diminuta cantidad de tensión que duró segundos. —Mejor jugamos y quizás averigüemos por qué —respondí luego de que se separara y buscara mis ojos—. Yo no diría veterano~ le erré a casi todos los tiros, así que si quieres ganar igual y te viene bien mi falta de puntería para el juego. Le dediqué una ligera sonrisa, pues porque sí, además estaba un poco pasadilla de alcohol, ¿no? —Bueno, entonces solo nos falta uno —añadió el otro con tono liviano.
Hice memoria con algo de delay, vete a saber por qué. Ese rubio era el que había estado en el salón, el que había recibido el paquete completo de besitos en la mejilla. ¿Amigo de Altan, si recordaba bien? No estaba del todo segura. La cuestión fue que aceptó de inmediato y una ligera cuota de satisfacción me cayó encima, como un objetivo cumplido o algo así. Puede que se haya reflejado en mi sonrisa, no estaba segura, menos con el alcohol que había bebido. —Eh~ ¿Y quién dijo que no quiero jugar contigo? Venga, qué cabrona. Cacé su sonrisa al vuelo y la correspondí sin problema, entre sus movimientos había advertido los trazos negros debajo del traje pero no acoté al respecto. Venía de Australia, allá no significaban nada pero sabía que en Japón eran prácticamente taboo. ¿Qué onda? ¿Había venido a dar de lleno con un gangster boy? Y se suponía que era una fiesta pija. Comencé a rellenar los vasos sin demasiada prisa, luego de básicamente arrastrarme a los dos chicos para que me ayudaran. Cierto era que aún nos faltaba una persona, y cuando noté que alguien pasaba frente a la puerta me accioné en dicha dirección por un impulso extraño. Era una chica que justo se había detenido a observar algo, le sonreí sin complicación alguna. —Hola~ Posó sus ojos azules en mí y su saludo, aunque más sereno, no careció de cordialidad. —Hola. —Oye, necesitamos a alguien más para el beer pong, ¿te sumas? La detallé con un poquito más de atención mientras echaba un vistazo dentro, por sobre mi hombro. Su cara me sonaba de la escuela y tal, aunque no iba a tercero. ¿De la biblioteca, creía? Quizá fuera miembro de algún club que la frecuentaba. —Sí, claro. No era la persona más efusiva del mundo, pero tampoco percibí tensión ni hostilidad en su voz o lenguaje corporal. Le sonreí animada y regresé al comedor, Bleke siguiendo mis pasos. —Muy bien, ahora sí estamos todos. ¿Sorteamos los equipos? Contenido oculto As usual, los primeros elegidos por el dado son el equipo A. 1. Arata Shimizu 2. David Mason 3. Sasha Pierce 4. Bleke Middel
Solté una risa floja luego de su comentario de que quién decía que no quería jugar conmigo, porque la verdad que sí lo había dado un poco por sentado y me bajé lo que me quedaba de la cerveza de antes de un trago, dejando el vaso por ahí en cualquier parte, justo antes de que la pelirroja culo inquieto nos arrastrara a los dos para llenar los vasos de las pirámides. —¿Alguna idea para el integrante que falta? —pregunté un poco porque sí. Noté movimiento con el rabillo del ojo y la chica no tardó en irse encima de la persona que acababa de pasar, logrando arrastrarla para completar los equipos. Era la chica que había estado en la primer partida, ¿no? En la de Sonnen con Casper y el club de los fantasmas, parecía seria pero ya veríamos cómo se desenvolvía en la partida como tal. El beer pong cambiaba a la gente~ De cualquier manera, apenas llegó la rubia bañada en lejía sorteamos los equipos y para la gracia quedamos juntos, así que era rubios contra pelirrojos lo que la verdad me daba algo de risa. En sí ni me molesté en pedir permiso, solo me dispuse a hacer el primer tiro como había hecho en la partida de antes y bueno, como primer lanzamiento se supone que debía dar en el blanco. Mason pareció echarle un vistazo a su amiga, fue breve, y me pregunté realmente cuánto alcohol tenía ella encima porque el otro parecía sorprendentemente entero, siendo que ya había un grupito que tenía más alcohol que sangre en el cuerpo. Contenido oculto Equipo A: Blondie gang Vaso 1 Vaso 2 Vaso 3 Vaso 4 Vaso 5 Vaso 6 Equipo B: Ginger crew Vaso 1 Vaso 2 Vaso 3 Vaso 4 Vaso 5 Vaso 6 Orden de tirada: 1. Arata 2. Sasha 3. Bleke 4. David Tentativo owo
No había estado en mis planes acabar jugando un beer pong con lo que parecían ser tres senpai que no conocía de nada, pero había perdido de vista a Jez y Joey, Kashya estaba vete a saber dónde y bueno, en resumidas cuentas tampoco tenía mejores planes. La chica además se había mostrado bastante... convincente, y su alegría al aceptar me hizo seguir cediendo. Quién sabe, el primer beer pong había sido divertido, no podía hablar de malas experiencias aunque el clima de éste me diera vibras algo diferentes a nuestra partida. ¿Sería por el rubio lleno de tatuajes? Quizá. Tampoco iba a ponerme prejuiciosa porque sí. Le dediqué una breve sonrisa a los chicos cuando entré al comedor, fue cordial y aguardé en silencio a que sortearan los equipos. Bueno, y yo hablando de Roma. Alcé la vista al rubio y me dirigí a nuestro extremo de la mesa, él se dispuso a lanzar por voluntad propia, digamos, igual no tenía un esquema diferente en mente así que lo dejé hacer y ya. Su pelotita picó antes de entrar al vaso pero ninguno de los pelirrojos vio de interceptarla. No sabía el nombre de nadie allí, un poco era la idea de la mascarada pero tampoco dejaba de ser ligeramente molesto. En lo que la chica se bajaba la cerveza, le dediqué una mirada de soslayo a mi compañero. —Dame un nombre —requerí en voz suave—, el que tú quieras. Así te digo de alguna manera. La chica arrugó un poco el gesto tras acabarse la cerveza y la dejó a un lado. Había algo que era elegante en sus líneas, ni idea, en cierta forma me recordaba a una bailarina. Su pelotita dio de lleno en uno de nuestros vasos y una alegría incluso infantil se reflejó en su semblante. Comprimió los puños cerca de su pecho, sonriendo, y le dedicó una mirada a su compañero como si buscara confirmar que el muchacho había visto lo que hizo. Oculté mi sonrisa detrás del vaso de cerveza que tuve que beber. Me causaba algo de ternura. Lo dejé a un lado con movimientos silenciosos y me dispuse a lanzar, el tiro fue bien pero picó a mitad de camino. Esperaba que los reflejos del pelirrojo no estuvieran demasiado afilados. Contenido oculto Equipo A: Blondie gang Vaso 1 Vaso 2 Vaso 3 Vaso 4 Vaso 5 Vaso 6 Equipo B: Ginger crew Vaso 1 Vaso 2 Vaso 3 Vaso 4 Vaso 5 Vaso 6 Orden de tirada: 1. Arata 2. Sasha 3. Bleke 4. David
