Unidos Por El Amor

Re: Unidos Por El Amor

Capítulo 1: “Compromiso”

En la cima de un edificio, se puede distinguir a un chico de cabellera alborotada que mira al cielo sin dejar de darle vueltas a un solo pensamiento que lo carcomía desde hacía días atrás.

-¡Yugi!-se oye un grito que sube apresuradamente a la azotea de la escuela preparatoria de Ciudad Dominó-Yugi-se volvió a oír más cerca llamando la atención del contemplador del cielo-¡Con que aquí estabas!-exclamó después de recuperar el aliento.
-Hola Joey-saludó desanimadamente Yugi acercándose a su amigo quién respiraba con agitación.
-¿Aún no tienes pistas sobre el Rompecabezas del Milenio?-cuestionó el rubio de forma muy curiosa recibiendo una negación con la cabeza por parte del otro chico-Ya veo.
-Desde ese día no he sabido nada de Yami-siguió el chico volviendo una vez más la mirada al cielo, donde avistó un avión que se acercaba al aeropuerto de la ciudad.

Después de clases, Yugi y su inseparable grupo se dirigían caminando hacia la casa del primero, estaban a punto de llegar mientras hablaban y trataban de animar al chico de 16 años.

-Mi abuelito llamará hoy al profesor Hopkins para preguntarle sobre el Rompecabezas-comentaba el chico oji-violeta-El profesor encontró una nueva tumba, pero no logran hallar la cámara de la Reina.[FONT=&quot]
-¿Crees que tenga relación con la desaparición del Rompecabezas?-preguntaba la única chica del grupo-Tal vez…[/FONT]
-¿Solo el Rompecabezas habrá desaparecido?-preguntó un chico castaño justo deteniéndose frente a la puerta de una tienda de juegos.
-No lo sé-contestó Yugi-Pero eso quiero averiguar-terminó la plática abriendo la puerta de su casa-¡Ya llegué!-anunció sin recibir respuesta alguna-Pasen-se dirigió a sus amigos después de colocarse las pantuflas-Iré a ver que pasa-dejó a los chicos en el recibidor y entró a la sala extrañado de que la casa estuviera sola-¿Mamá? ¿Abuelito?-preguntó buscando por el pasillo hasta que llegó a la sala y vio a una chica de cabello largo sentada en uno de los sillones, ella se levantó al ver al chico y se acercó a éste.
-Pero ¿Qué haces aquí? Aún falta para…-decía el chico sorprendido y deteniendo su oración por el acercamiento de la chica.
-¿Qué sucede?-preguntó Joey entrando con los otros dos chicos tras de él, pero llegaron justo en el instante en que aquella chica se acercó a Yugi y le dio un delicado beso en la mejilla haciendo sonrojar al receptor de la acción.
-¿Qué?-preguntaron alterados los amigos de Yugi.
-¿Quién es ella?-interrogó Tea acercándose al chico que daba un paso hacia atrás después del inesperado beso.

Aquella extraña chica volteó a ver a la cuestionadora con enfado, miró a Yugi sin cambiar la expresión de su rostro y comenzó a hablar en un extraño idioma con aparente reclamo al pobre chico que intentaba tranquilizarla.

-Por favor, déjame explicarte-pedía el chico siendo interrumpido “palabra por palabra”-Sólo déjame explicarte.

La chica de vestimentas un tanto inusuales, o por lo menos en esa época y lugar, calló haciendo un esfuerzo y decidió escuchar al chico tricolor.

-Amigos…-llamó la atención de los presentes-Quisiera presentarles a Ishizu, mi… mi… prometida-concluyó con la cabeza baja para evitar que notaran un nuevo sonrojo.
-Buen día-saludó la extraña-Mi nombre es Ishizu Ishtar, mucho gusto-saludó cortésmente sin dejar de mirar a Tea con desagrado.

Esa noticia no dejó pasar desapercibido un nuevo “¿Qué?” en la boca de los chicos pero con mayor impacto.

-¿Por qué no nos dijiste de esto?-preguntaba con enojo el chico rubio, quién se acercaba retadoramente a su amigo, acompañado del castaño-Jamás nos habías hablado de ella.
-Lo siento chicos, es que no es algo que recordara bien-se disculpaba Yugi-Realmente no recuerdo mucho sobre ella.

Mientras Joey y Tristán hacían pregunta tras pregunta al pobre chico, Ishizu se acercaba a la muchacha. La pobre Tea se sentía intimidada por la joven a pesar de ser una chica segura de sí misma.

-¿Quién eres tú?-interrogó la joven de ojos azules con agresividad llamando la atención de los varones.
-Yo… em… mi nombre… es Tea-tartamudeaba la intimidada-Soy…
-Es una amiga de Yugi-completó Salomón quién entraba a la habitación-Aquí se cree en la amistad hombre-mujer aún después de la infancia-prosiguió sentándose en uno de los sillones más cercanos a él-¿Por qué no los presentas?-preguntó a su nieto recibiendo una respuesta afirmativa con la cabeza.
-Ishizu, ellos son mis amigos, Joey, Tea y Tristán-señalaba a cada uno de ellos.
-Entiendo-se oyó el murmuro de los labios de la chica quién se encontraba a lado de Yugi cabizbaja.
-¿Ahora si nos puedes explicar lo de tu compromiso?-preguntaba Joey insistentemente y curiosidad en su lenguaje corporal.
-Bueno, es que como les dije… yo no recuerdo bien eso…yo…-
-¿Cómo no recordar algo como eso?-Tea lo veía acusadoramente de la misma forma que Ishizu.
-Bueno es que…-quería justificarse, pero ambas chicas lo miraban con recelo.
-Hubo un accidente y Yugi perdió parte de su memoria-intervino Salomón-Por eso no tiene muchos recuerdos.

Todos miraron al anciano quién los invitaba a sentarse, estaba dispuesto a contar la historia. Cuando los jóvenes tomaron asiento, el hombre prosiguió.

-Como ustedes saben, yo fui un arqueólogo, más específicamente, un egiptólogo-comenzaba la historia teniendo la atención e los presentes-Y en consecuencia, tenía que viajar a Egipto constantemente, así que solía llevar a mi familia conmigo.
Mi hijo, hizo amistades en ese lugar, especialmente con un chico, eran cómplices en todo.
Cuando mi hijo cumplió 13 años, decidí que lo mejor sería establecerse aquí en Japón. El no regresó a Egipto si no hasta que Yugi hubo cumplido 7 años.
El fin de regresar era reencontrarse con su amigo de la infancia, y así fue. Ambos ya tenían familias, una vida realizada, pero se quedaron a recordar viejos tiempos.
Mientras ellos se encontraban en su plática, Ishizu y Yugi, hijos de cada uno, se conocieron y como cualquier par de niños, jugaron mientras los adultos hablaban.
Con solo ese día que habían pasado, ambos niños se llevaron muy bien, así que mi hijo regresó con su amigo a visitarlo durante su estadía en aquel país.
Cierto día, notaron la amistad de sus hijos y decidieron comprometerlos, querían ser parte de la familia del otro y vieron la posibilidad en sus hijos. Yo estaba en desacuerdo, si ellos se fueran a casar, tendrían que decidirlo. Pero mi hijo había crecido con algunas ideologías de ese país, así que el trato se hizo.
Justo al siguiente día, se celebraría el compromiso…
-Mi cumpleaños-interrumpió el murmuro de la chica.
-Así es-le dio la razón el anciano-Ese día, Ishizu cayó al río por accidente y…
-¡No fue un accidente!-gritó la chica levantándose del sillón con furia teniendo la atención de los presentes-¡Solo es un pretexto para encubrir lo que hizo…!-ella se quedó callada, bajo la mirada y con los puños cerrados se dirigió a su prometido-¿Puedo retirarme?-no recibió respuesta al instante-Me siento cansada-prosiguió presionando cada vez más fuerte sus puños.
-Adelante-contestó Yugi después de recibir una mueca de su abuelo-Que descanses.
-Con permiso-se despidió de los chicos sin mirarlos y corrió a una habitación junto a la de Yugi.

 

Re: Unidos Por El Amor

Pobre Ishizu, no es justo lo que le paso, no se lo merece. Espero que Anzu este celosa como nunca *perverso* Ja que mala que estoy siendo *veguenza*

 

Re: Unidos Por El Amor

Capítulo 3: “Una nueva vida con mi prometida”​

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El sol aún no salía, pero alguien en la casa de la familia Moutto ya estaba levantado. La recién llegada, había despertado hacía algún rato, se vistió como ella acostumbra y finalmente comenzó a hacer algunas labores en la residencia.
Ella entró a la habitación de Yugi y justo un minuto antes que el despertador sonara, ella levantó al joven ojivioleta.

-¡Yugi!-exclamó con suficiente fuerza para despertarlo, más no para interrumpir el sueño de los demás en la casa-¡Vamos despierta!
-Aún no suena…-decía el que dormía mientras se aferraba a las cobijas.

En cuanto notó la presencia de la chica en su habitación, saltó de la cama exaltado por la impresión.

-¿Qué haces aquí?-cuestionaba mirándola con interrogación.

El despertador sonó inmediatamente después de la pregunta haciendo que el chico volteara a ver el aparato que sonaba fuertemente.

-¡Calla eso!-exclamó la chica molesta cubriendo sus orejas- Es muy escandaloso.

Yugi se dirigió a apagar el aparato, una vez lo hubo callado, volvió la mirada a la chica buscando respuesta a su pregunta.

-Será mejor que te apresures-dijo ella y se dirigió hacia la puerta- Tu ropa ya está planchada.

Ella salió de la habitación tras decir esto sin decir más. Yugi quedó sorprendido, efectivamente, su ropa estaba lista y al llegar al comedor, el desayuno ya estaba servido.

-¿Buenos días?-dijo en forma de pregunta, pues no sabía que más decir y procedió a sentarse de frente a la morena-Gracias.
-Buenos días-respondió ella tranquilamente sin mirar al joven.

Ambos comenzaron a comer, ella era callada y él no sabía que hacer o decir, era un momento incómodo.

-Será mejor que te apresures-comentó la chica acabando su desayuno y levantándose de la mesa.
-Oye, espera-detuvo Yugi antes de que ella se retirara haciendo para su caminar-¿Por qué haces todo esto? No deberías, tú…

-Es mi deber como tu prometido atenderte en todo aspecto posible-dijo fríamente-No lo hago por gusto- ella volvió a su caminar-Me retiro.

Yugi termino su desayuno y dejó los platos en el fregadero, cosa que ella no vio con buena cara.
Más tarde, en la preparatoria de Ciudad Dominó, un chico rubio a duras penas llegaba a su salón de clases, para su fortuna, el profesor aún no llegaba y se integró con sus amigos inmediatamente.

-¿Y Yugi?-cuestionó el recién llegado.
-Aún no llega-contestó el castaño junto a él-Pero no creo que a él se le hayan pegado las cobijas como a ti.
-Bueno yo…-tartamudeaba, pues había sido descubierto-¡Un momento!-se detuvo-¿Qué no Yugi se viene contigo?-le cuestionó a la chica de ojos azules frente a él.
-Esta mañana pasé por su casa, pero su abuelo me dijo que lo mejor sería viniera sola y Yugi vendría más tarde-contestó la joven.
-Seguramente tiene que cuidar a su novia-comentó Tristán.
-Pues no debería dejar la escuela por algo como eso-expresó de forma molesta la única chica del trío-Ninguno de los dos quiere casarse ¿Por qué no deshacen el compromiso?-ella se dejó caer en su asiento y dio un suspiro para desahogar su enfado.
-No es tan fácil Tea-comentó el castaño-Recuerda lo que nos dijo el abuelo de Yugi.

*****Flash Back*****

Ayer después del incidente con la chica…

-Pero ¿Por qué los obligan?-cuestionó Joey.
-Como sabrán, las costumbres son muy diferentes allá-contestó el anciano.
-Pero ya no están en Egipto, seguramente así ya no es válido-decía Tea esperanzada.
-No, por desgracia aseguraron el contrato de tal forma que aquí también es válido-informaba Salomón mientras negaba con la cabeza.

*****Fin de Flash Back*****

-Lo se-contestó la joven-Es solo que no puedo hacerme a la idea de que Yugi…

La puerta del salón de clases se abrió, era el profesor y con él, llegaba un chiquillo un tanto tímido de ojos violeta.

-Moutto, toma asiento-pidió el profesor.
-¡Buenos días!-saludaban los alumnos parándose de sus asientos mientras Yugi se acercaba al suyo.
-Buenos días chicos-respondió el profesor-Hoy tengo un anuncio que hacerles-introducía llamando la atención de sus alumnos-Pasa.

Al dar la invitación, la joven morena que se hospedaba en la casa de Yugi, entró al salón con un vestido blanco y largo dejando a todos desconcertados.

-Ella es una nueva alumna, su nombre es Ishtar Ishizu-presentaba el hombre de cabello negro-Ella viene de Egipto y espero le den la bienvenida.

Sin duda alguna, un chico nuevo en la escuela hace que haya murmuros entre los estudiantes, pero estos, eran más notables al saber la procedencia de la chica. Es muy raro que un chico de otro país llegue a una escuela.

-Bien, asignémoste un lugar-dijo el profesor mientras buscaba con la mirada buscaba alguna banca vacía-Te sentarás tras Wheeler. ¡Wheeler! Levanta la mano para que te ubique. Por cierto-la detuvo-Para la próxima semana tendrás que traer ya el uniforme.
-Si-contestó

El rubio obedeció y la chica se acercó al lugar asignado mientras era contemplada por las miradas de sus ahora compañeros.

-Que suerte, le tocó justo con nosotros-pensaba Tea en tono de sufrimiento mientras intentaba ignorar la mirada de la chica.

El receso llegó y consigo la hora del almuerzo. Pero ahora todo era diferente a como acostumbraba aquel grupo de amigos, ahora estaba esa chica.

-Jamás pensé que te integrarías al grupo hoy-comentó Tristán mientras daba un bocado a un panecillo.
-A decir verdad no quería venir a estudiar-comentó la chica-No junto a él-pensó mientras miraba a Yugi-Debería cumplir mis deberes en la casa, pero en el contrato de compromiso indica que debo hacerlo-aclaró secamente.

Tras el comentario, no supieron que decir, era un momento difícil; no por integrar a alguien nuevo en su grupo, no sería la primera vez; si no por la mirada intimidante de la chica que parecía siempre estar enfadada.
Pasaron algunos minutos e Ishizu se dirigió al sanitario, dejándolos solos para platicar un poco.

-¿De verdad hizo eso?-cuestionó Joey con impresión al oír de su amigo las hazañas de la joven en la mañana-Creo que me quiero comprometer.
-¿Si? Nadie te aceptaría-comentó el castaño en forma de burla.
-Además, dudo mucho que encuentres a alguien así-siguió Tea.
-Por eso me iré a Egipto-
-Ni ahí-intervino Yugi-No conozco bien lo que es su familia, pero parece que sus costumbres y tradiciones no son exactamente los de el Egipto de esta época. Más bien, son más tradicionales.
-Y ¿de verdad no recuerdas nada aún de lo ocurrido?-preguntó la castaña que había terminado su fruta.
-No-negó con la cabeza, al bajar la mirada, recordó que algo le faltaba-Por lo de ayer, ya no hablamos con el profesor Hopkins. De verdad necesito saber lo que ocurrió con el rompecabezas.
-¿Tu crees que esa chica sepa algo?-preguntó el castaño abriendo un dulce-Después de todo, proviene de ese país. Deberías preguntarle.
-No lo sé, además, me temo que si lo hago, no me responderá-contestó el joven.

El día transcurrió, durante la escuela, miraba con enfado a las chicas que llegaban a platicar con Yugi; cuando los chicos se acercaban a ella, no les contestaba, a veces con la cabeza y a las chicas que se acercaban a preguntarle algo, les respondía amablemente.
Al llegar a la casa, estuvo ayudando con la comida y otras cosas, además terminó las tareas de la escuela, era como si no se diera tiempo para si misma. Yugi intentó más de una vez de convencerla de relajarse un poco, pero a veces era ignorado y otras veces decía que debía cumplir con sus obligaciones.