keyko

keyko

hola espero que esta historia os guste ya que me ha costado mucho escribirla, se que suena un poco ridiculo pero es la primera historia que escribo en serio a sique me puedo justificar...XD espero que lo comprendais. bueno espero buestras opiniones¡¡

Keyko





Keyko estaba durmiendo en su pequeña habitación, cuando empezó a oír ruidos en la puerta. Bajó a comprobar que estaba pasando. Vio alphons, su padrastro, en la puerta tirado en el suelo. Estaba borracho. Lo cogió por los brazos para levantarlo, y lo sentó en el sofá desmadejado. Tras unos segundos de inconsciencia, alphons, despertó. La miro con esa cara…siempre la miraba con esa cara antes, antes de pegarle. En esos momentos de terror para keyko, alphons, se levantó tambaleándose e intento tirarla al suelo con una patada, pero la esquivo a tiempo. No paró hasta verla tendida en el suelo y entonces empezó a pegarle puñetazos en el estómago.




Estaba casi inconsciente. Por la cara le rodaban lo que parecían lagrimas…se paso la mano por la boca y comprobó que no lo eran, era un liquido rojo que le salía de la boca, sangre.
El corazón le palpito mas rápidamente de lo normal, los ojos ambarinos cambiaron al color rojo de la sangre, percibió que todo su cuerpo cambiaba lentamente…y calló inconsciente.




Cuando se dio cuenta de en lo que se había convertido keyko, la pequeña niña cobarde, que hacia tan solo unos segundos estaba inconsciente, ya era demasiado tarde. Un animal blanco y peludo se abalanzó sobre él, que calló asustado y comenzó a gritar de terror. Después de varios zarpazos en el rostro y los brazos, no aguanto más, lanzo su último grito, antes de caer en la oscuridad.



Despertó de repente, estaba de pie encima de alphons que, estaba completamente inconsciente y lleno de sangre…quiso preguntarle que había pasado pero en lugar de su voz escucho un gruñido. Se asusto creyendo que el causante de todo aquello, aun estaba allí e intento despertar a alphons. Aquello la asusto aun más: en vez de su mano pálida había una garra peluda ensangrentada, y entonces, solo entonces, recordó lo que había sucedido…
Cuando se dio cuenta de lo que había pasado, temblaba violentamente y se dispuso a
abandonar la casa en la que había vivido toda su vida...




Keyko se despertó sobresaltada…
-¡otra vez ese maldito sueño!-pensó ya de mal humor
Se levanto lentamente, pensando aun en su sueño. Recordando aquel día en el que lo había pasado tan mal. No entendió nada en ese momento, pero ahora era distinto…no le hacia falta la luna llena, le bastaba con desearlo con fuerza para cambiar…
keyko se habia convertido en una muchacha muy hermosa, de ojos ambarinos, tez palida,pelo largo,negro y con mechas plateadas.siempre vestia ropa de color negro, su color favorito, y botas altas hasta la rodilla, tambien del color oscuro de la noche.

Siguió pensando en ello mientras recogía sus cosas y se disponía a irse de aquella casa mugrienta en la que había pasado la noche. Fue hasta el mostrador, no había nadie así que tuvo que esperar. Mientras tanto se fijó en la estancia por primera vez desde que había llegado. Era amplia, cubriendo las paredes había un par de cuadros, ya descoloridos por los años y pegados a la pared, bancos que la cubrían por completo…se sentó en el que parecía mas cómodo, fijo su mirada en la chimenea en la que ardía un fuego que era lo único que iluminaba la habitaron. Entonces se dio cuenta de que en un rincón había un tapiz que le había pasado desapercibido. Se levanto para observarlo.
Se llevo una gran sorpresa al advertir que en él, cosido con delicadeza con un hilo blanco, brillante precioso, había un lobo de ojos rojos. Le resultaba familiar, demasiado familiar.
Sin previo aviso una mujer menuda le toco el brazo, asustada por la cara que había puesto al mirar el tapiz. Keyko al instante volvió a la realidad y sonrió a la mujer, que a su vez le devolvió la sonrisa.
-¿necesitas algo?-pregunto la mujer con miedo
-eh…si, perdone, quería pagar mi habitación
-¿ya se va? hay mucho camino hasta llegar a la próxima ciudad, y ya está muy entrada la mañana-dijo preocupada la mujer
-no se preocupe, me las arreglare para llegar antes del anochecer
La mujer, no muy convencida, se obligó a sonreír de nuevo, mientras le decía a keyko lo que tenía que pagar, esta abono el dinero y se fue…
Una hora después, a pesar de lo que la mujer le había dicho, llego a la ciudad más cercana.
Salió de un matorral, mirando a todos lados como hacia siempre, para asegurarse de que nadie la observaba. Al darse cuenta de que así era, salió tranquilamente y se dirigió a la gran puerta, donde la esperaban unos colosos enormes que la vigilaban.