One-shot La navidad.

Los copos de nieve caían con lentitud, los niños jugaban al son de los villancicos, y las luces iluminaban la ciudad de noche.

La navidad... ¿Qué significaba la navidad? Ella lo veía como una simple fiesta que se aprovechaba para recibir regalos.

De niña le parecía algo hermoso, el simple hecho de tener el árbol llenando su hogar de alegría le traía una agradable sensación. Ahora mirar dichoso árbol le traía mucha nostalgia.

¿Santa Claus? ¿Un trineo con renos? ¿En serio éste da un recorrido por todo el mundo entregando regalos? ¿Quién se había inventado aquella historia?

A menudo los recuerdos venían en pequeños fragmentos, es como si no recordara su infancia por completo, porque al mirar un objeto relacionado con su niñez, sólo recordaba pequeñas escenas.

Tenía una linda muñeca de trapo, su cabello era azul y tenía dos coletitas, en lugar de ojos tenía botones, y su boca estaba cosida con hilo rojo. Su vestido era de color verde con unos cuantos velos. Amaba esa muñeca, y recordó que se la habían dado la navidad pasada.
¿Podría seguir teniendo esa muñeca por mucho más tiempo? ¿Seguiría amándola como la amó de niña? No quería desecharla a la basura, porque si hiciese eso, se estaría deshaciendo de toda su infancia.

Suspiró. No se había percatado de que ya se le hacía tarde para llegar al trabajo, tomó su bolso y salió, dejando la muñeca en la mesa de noche.

Tomar el metro era extenuante.

Al llegar a dicho lugar se encontró con su pareja y sus compañeros.

Ellos hablaban sobre las cosas que harían en navidad, de cómo se divertirían estando juntos...

Luka mientras se sentó en su escritorio pensativa, lo mejor sería ponerse a hacer cuentas.

—¿Qué tienes, Luka? —Gakupo la observó fijamente y notó que había algo raro en ella—. ¿Tienes planeado algo para ésta noche? —sonrió.

—No, la verdad... —encendió su computador.

—¡No seas aguada!

—¿Aguada? ¿Qué rayos? —se sorprendió un poco por las cosas que se inventaba ese chico.

—Eres mi novia, ¿no? Se supone que debemos hacer algo ésta navidad.

—No lo sé... ya la navidad no me gusta.

—¿Cómo puedes decir eso? —se le acercó y le acarició el rostro—. La navidad es una época muy bonita, principalmente para compartir con tus seres queridos, pasar el tiempo juntos. ¡Comer hasta engordar! Abrir obsequios, hacer ángeles de nieve...

Ella sonrió. Cómo le divertía la personalidad de ese chico.

—¡Tomar chocolate caliente, patinar, ver películas navideñas!

—Vale, ya entendí.

La abrazó con ternura.

Tal vez no sentía la navidad como antes, sin embargo, al estar con él, todo era más divertido. Desde ahora en adelante, recordaría las navidades anteriores y reviviría ese sentimiento de calidez en lo más profundo de su pecho. Si contaba con todos sus seres queridos, era capaz de cualquier cosa.

Durante la noche buena, observó a la gente que caminaba por las heladas calleas y sonrió, ¿por qué de repente se sentía tan feliz?


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Años después.

Una pequeña niña peinaba el cabello de una linda muñequita que reposaba en sus piernas, esa muñeca se había vuelto su mejor amiga desde aquella navidad en que se la obsequiaron.

Al ver sus lindos botones sonrió. ¡Qué divertido era aquél juguete!

La madre la observó a lo lejos y entendió.

La navidad no era sólo material, también se trataba de hacer felices a otros.

~Fin~