ElCirculo De Fuego NaruHina

Tema en 'Fanfics Abandonados de Naruto' iniciado por LynnMoriiko, 9 Mayo 2012.

Estado del tema:
No se permiten más respuestas.
  1.  
    LynnMoriiko

    LynnMoriiko Guest

    Título:
    ElCirculo De Fuego NaruHina
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Comedia Romántica
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    6244
    [​IMG]


    En esta historia pongan mucha atencion a los capitulos uno va a ser narrado por hinata y el otro va a ser narrado por naruto y así susecibamente
    bueno sin mas
    Cuando Hinata le dice a su compañero de instituto Naruto Uzumaki que tiene poderes mágicos como ella, Naruto piensa que está tan loca como su abuela, la “bruja” Hiromi.
    Sin embargo, muy pronto se descubre que Naruto tiene mucho más que ver con la magia de lo que a él le gustaría. Su familia está marcada por un terrible hechizo y para acabar con él, los dos amigos deben viajar al pasado e intentar contactar con los antepasados de Naruto. Así que, con la ayuda de Hiromi, se trasladan a la Edad Media en un viaje durante el cual, además de vivir grandes aventuras y enfrentarse a enormes peligros, nacerá algo más que una simple amistad.



    «Ignorar aquello que ha sucedido antes de que naciéramos significa permanecer como niños para siempre. ¿Qué es la existencia de un hombre si no está vinculada a la vida de las generaciones futuras a través de los recuerdos del pasado?»
    Cicerón

    Primera parte
    El viento

    Hinata
    Se llama Naruto Uzumaki. Su cabello es rubio y alborotado; tiene la piel fresca y sana y unos ojos de un azul intenso, como el cielo. Pero no son ellos los responsables de que no pueda quitarle la vista de encima. Hay algo más, algo casi perturbador, y ese «algo» es lo que me tiene cautivada.
    Está incómodo. Se encuentra de pie ante una clase de veintisiete quinceañeros, sin saber qué hacer con las manos o adonde mirar con esos ojos tan particulares, y mientras su mirada recorre la pared del fondo del laboratorio con nerviosismo, compruebo que unos sorprendentes círculos verdes rodean los azules iris que se han paseado por encima de todos nosotros sin fijarse en nadie en concreto.
    Colgada de un hombro levemente inclinada, lleva una mochila negra que tiene el aspecto de haber dado más de una vuelta al mundo. Apoya su peso alternativamente en una pierna y otra, y va vestido con el uniforme de rigor: pantalón gris, camisa blanca y una corbata roja a rayas, pero nada tiene la pinta de ser nuevo.
    El señor Kakashi, nuestro profesor de ciencias, nos pone al corriente sobre el recién llegado: su familia vino de Suna hace sólo unos días y tiene un hermano menor, Konohamaru, que va a primaria.
    Según parece, no soy la única interesada en el nuevo. Sakura Haruno también le ha echado el ojo, pero él la observa fijamente, con descaro, con los sensuales labios un poco entreabiertos y la provocación dibujada en el rostro. ¡Dios mío, que poco sutil es! De inmediato, y aunque los rumores dicen que últimamente las cosas no marchan bien entre los dos, le echo un vistazo a Sasuke, el novio de Sakura y el chulillo de la clase.
    Sasuke no es su verdadero nombre, sino un apodo que le puso a los nueve años un entrenador de fútbol que quedó impresionado por su robusta constitución y sus musculosos brazos. Pero el nombre encaja a la perfección con su personalidad, que ya entonces no prometía gran cosa. Lo sé porque yo estaba allí. El caso es que no puedo imaginar a nadie llamándolo Kimimaru Sota, que es como lo bautizaron en honor de un familiar escocés ya fallecido. Ni siquiera los profesores se atreverían: Sasuke es un bruto maleducado, un matón de esos que pueden convertir tu vida en una pesadilla. Y todo por divertirse.
    Sasuke se ha fijado en como mira Sakura al recién llegado y lo clasifica instantáneamente como una amenaza, un concepto lo bastante elemental para que su diminuto cerebro pueda entenderlo.
    Decido echarle un vistazo a sus pensamientos, lo cual es una de las muchas habilidades que Hiromi me ha enseñado. Siempre me dice que nací con un don para captar las emociones, poder sentirlas. A lo largo de los años he perfeccionado mi habilidad hasta el punto de que me basta con concentrarme unos segundos y... ¡ya estoy dentro! Dentro del cráneo de Sasuke.
    « ¡Oh, diablos!», grito para mis adentros y me retiro rápidamente mientras la cabeza me da vueltas. Ese tío es un volcán en erupción, y tengo la sensación de que me he acercado demasiado. ¡Vaya, vaya!
    -Hinata. ¡Eh, Hinata!
    Es Ino, mi mejor (y única) amiga, que me mira con sus grandes ojos azules muy abiertos.
    -¿Qué?
    -¿Te encuentras bien? Estas aún más pálida que de costumbre.
    Sonrío y paso por alto su desagradable comentario. Ya sé que puedo parecer un poco anémica, pero no lo estoy. Lo que pasa es que evito exponerme al sol porque mi piel se quema con facilidad. Esto de vivir en Konoha La aldea oculta de las hojas, me viene de perlas, pues en invierno hasta nieva. Tengo el cabello oscuro y lacio gracias a un padre al que no conozco y, aparte de en la piel blanquecina, no me parezco en nada a mi madre. Ella tenía un pelo tan dorado como la miel, o al menos así era hace quince arios, cuando la vi por última vez... Pero, por supuesto, no recuerdo nada de esa época. Me crió mi abuela, Hiromi. La gente dice que parezco hawaiana y creo que es por mis ojos, que son almendrados y de un color gris. Teniendo en cuenta todo esto, me parece extraño que todavía haya quien piense que soy una bruja. Están en lo cierto, pero no en el sentido negativo y corriente de la palabra.
    Ino es la única que sabe la verdad. Es cierto que todos murmuran, pero es que nuestra comunidad es pequeña y muy chismosa. No obstante, Ino ha visto de lo que soy capaz, aunque eso no sea gran cosa. Por el momento.
    A Hiromi no la llamo abuelita ni nada semejante, aunque fue ella la que se ocupó de mí cuando mi madre salió bajo fianza siendo yo una recién nacida. Al parecer, esta no sabía cómo impedir que llorase, una costumbre que perdí con el tiempo. Por aquel entonces, yo solo tenía ocho meses.
    En cuanto tuve uso de razón, Hiromi me contó que a mi madre los bebes no se le daban bien, pero también me dijo que no me preocupara, que a ella le encantaban los niños. Al principio, ni ella misma sabía cómo debía llamarla yo. «Mami» no parecía lo más adecuado; entre otras cosas porque todos los vecinos estaban al corriente de que Hinamori Hyuga había dado a luz a una preciosa niña a la muy «avanzada» edad de quince años y tres meses. Además, corno Hiromi no estaba más que dispuesta a apechugar con el apelativo de «abuelita» a sus escasos treinta y un años, crecí llamándola por su nombre de pila.
    Uno de los aspectos en el que Hiromi insiste constantemente es que hay ciertas cosas que debo mantener en secreto. Por ejemplo, mi habilidad para mover objetos, realizar conjuros, percibir los estados de ánimo y..., bueno, para «cambiar las cosas». En el fondo, si lo comparamos con sus facultades, lo mío no es sino un montón de simples trucos.
    Aunque nadie se lo dice a la cara, todos los de por aquí saben que Hiromi es una bruja. Conmigo no están tan seguros y se limitan a hacer suposiciones. Lo cierto es que nunca nos han visto a ninguna de las dos haciendo nada, y es que Hiromi siempre ha sido muy cuidadosa. Por lo tanto, la gente saca sus conclusiones basándose en el lugar donde vivimos (rnedio enterradas en un bosque tropical), en la tienda de objetos Vocaloid de Hiromi y en los artículos que escribe para varias revistas de brujería. Naturalmente, nadie se atreve a decirle nada abiertamente porque les asusta que practique magia negra con ellos, pero eso es porque no la conocen. Si se hubieran molestado en leer alguno de los artículos que Hiromi ha publicado se habrían dado cuenta que en realidad es una sanadora. Mi abuela no gana demasiado con la tienda, pero el negocio nos permite ir tirando. Cierto que es una bruja, pero la idea que se hace la gente sobre las brujas suele basarse en un montón de estúpidas ideas preconcebidas. En cualquier caso. Hiromi no es nada convencional. En cuanto a mí aún sigo aprendiendo.
    Oigo un ruido y veo que Naruto se ha caído de su taburete. Increíble. Se ha inclinado para alcanzar un vaso de precipitados y, de repente, ha rodado por el suelo, hecho un lío de brazos y piernas. La clase estalla en una carcajada y todos ríen como locos. ¡Serán bobos! Observo como Naruto se levanta y trata de recobrar la compostura. Está Colorado como un tomate y trepa torpemente a su asiento mientras mantiene la cabeza gacha para evitar que su mirada se tropiece con la de alguno de sus compañeros. Es un especialista en ello. Un mechón rubio le cae sobre la frente y le tapa la cara todavía más.
    Siento su nerviosismo y me pregunto el porqué. Si, de acuerdo, es su primer día en el colegio y la hostilidad de Sasuke es más que tangible, pero esto es diferente, así que decido sondearlo, con suavidad al principio, bordeando los límites de sus sentidos. De repente, levanta la cabeza y se queda muy quieto, como si... No, no puede ser que haya notado que lo espío: nadie es capaz. Con cautela, penetro un poco más y percibo su vacilación, su incomodidad y su nerviosismo; y también su deseo de caerle bien a la gente, un deseo que arde en su interior, como si fuera un niño pequeño que se hubiera extraviado en el bosque y no supiera a donde ir.
    Entonces, algo duro me golpea, y tardo unos segundos en advertir de que se trata, puesto que nunca me había pasado antes. Un muro se alza entre nosotros. Me está manteniendo a raya. Mientras clavo la vista en su cogote, advierto que sus hombros sufren un espasmo y se ponen rígidos. Vuelve la cabeza, lentamente, como si buscara algo, y entonces me ve. Nuestras miradas se cruzan, pero ninguno de los dos aparta la vista. Su expresión es ceñuda al principio, pero lentamente se transforma en un gesto de sorpresa, como si quisiera formular una pregunta que no acierta a poner en palabras, pero cuya importancia intuyera.
    Entonces lo veo claro. El también es diferente y sabe que lo sondeaba, aunque creo que no sabe exactamente lo que ha ocurrido. Inesperadamente. Naruto Uzumaki me parece un chico muy atractivo.
    Entre tanto, el señor Kakashi intenta recobrar el control de la clase y golpea la pizarra con el extremo de su rotulador azul... Naruto vuelve a mirar hacia delante, y yo, que me siento liberada, respiro nuevamente.
    Ya no me atrevo a sondearlo más. Tengo el corazón desbocado tras esos tres segundos de contacto con la mente de Naruto, así que intento encontrar un sentido a los conocimientos que imparte el señor Kakashi. Sin embargo, he perdido la concentración, soy incapaz de apartar mis pensamientos del recién llegado y apenas puedo resistir la tentación de establecer un nuevo contacto.
    Por fin da comienzo la parte práctica del experimento. Por suerte, se trata de algo sencillo: mezclar bases y ácidos en presencia de tornasol. No hay nada que pueda explotar. Sin embargo, necesito poner mucha atención para verter gota a gota y sin dejar de agitar, el cloruro de hidrogeno diluido y mezclarlo con un compuesto de sodio; todo eso, sin dejar de observar los cambios de color que se producen. Entre tanto. Naruto se ha puesto unas gafas de montura dorada y Sasuke ha roto a reír como un histérico. Ese bruto debería volver al parvulario: allí al menos estaría en compañía de personas de su misma inteligencia.
    Mientras mi experimento se torna de un intenso color violeta, contemplo la espalda de nuestro nuevo compañero y percibo como la tensión se le acumula en los músculos del cuello porque está intentando controlar sus emociones. Una parte de mí desearía que arremetiera contra Sasuke y le diera su merecido, pero ese no es su estilo. O bien le falta la necesaria confianza en sí mismo para enfrentarse a una bestia así, o bien tiene la paciencia de un monje tibetano. Sus gestos son un tanto forzados y torpes, y la espalda se le pone rígida mientras lucha por no perder los estribos. Así que apuesto por la falta de confianza. Todo eso hace que no deje de preguntarme por él y por la clase de vida que habrá llevado.
    Busco con la mirada al señor Kakashi, aunque no sé muy bien porque. Ese hombre es un cobarde en opinión de Sasuke y sus colegas, sobre todo desde que se divorcio, a finales del año pasado. Todo el mundo se enteró y el pobre fue la comidilla de Konoha durante meses. Un buen día, sin previo aviso, Anko, la que había sido su fiel esposa durante nueve años, dejó a sus dos hijos en la guardería y en el colegio respectivamente, y desapareció con el farmacéutico. Nadie supo ni una sola palabra de la pareja durante doce meses. Al final, regreso para reclamar la custodia de los niños y la obtuvo tras un desagradable juicio. El señor «K» no solo perdió entonces su vida familiar, sino las ganas de vivir y, con ellas, la autoridad dentro del aula.
    Tengo la impresión de que Sasuke está buscando bronca, cosa que le encanta. Se supone que debemos trabajar en parejas. Uno lleva a cabo el experimento y el otro toma las notas correspondientes. El señor Kakashi está de espaldas al resto de la clase, inclinado entre Kiba Inuzuka y Shino Aburame, ayudándolos. Sasuke se levanta de su asiente y susurra algo al oído de Sakura, que se pone a reír como la descerebrada que es. Luego, en un claro intento de liarla, con un gesto demasiado deliberado para que pueda calificarse de accidente, pasa al lado de Naruto y le tira las gafas al suelo, donde rebotan.
    -¡Oh, lo siento! ¿Cómo puedo ser tan torpe? -exclama al tiempo que finge que se inclina para recogerlas y las manda al otro extremo del aula de una patada.
    Media clase se ríe con las bromas pesadas de Sasuke, pero el señor Kakashi parece que no se entera de nada, como si le diera lo mismo estar o no allí. Sin embargo, al final obliga a Sasuke a que recoja las gafas. Éste obedece sin rechistar y aprovecha para embadurnar disimuladamente los cristales con sus dedos pringosos de saliva, el muy imbécil tiene la boca abierta y hace muecas con la lengua, como un sátiro. Se lo está pasando en grande. ¡Puaj! Solo le falta mirarse en un espejo.
    Entonces, repaso los distintos encantamientos que más o rnenos he conseguido dominar recientemente y se me ocurre que provocarle un picor permanente no estaría nada mal. Una urticaria, de esas que llegan hasta las partes más íntimas del cuerpo, sería el justo merecido para alguien así. Hiromi intentaría convencerme de lo contrario, porque siempre esta advirtiéndome de los riesgos que entraña alterar el orden natural de las cosas, pero en este momento no recuerdo nada de lo que me ha dicho.
    -Menudo imbécil, ¿eh?
    Sonrío ante el resumen que hace Ino de la personalidad de Sasuke, pero mi sonrisa no dura mucho porque algo penetrante alcanza mis sentidos. Sin embargo, no lo puedo localizar y eso me inquieta. Echo un vistazo por la ventana y no veo más que el cielo azul de una limpia mañana de otoño. Me vuelvo mentalmente hacia Naruto, procurando no acercarme demasiado porque ya he tenido suficiente con lo de antes, y percibo su ira y los esfuerzos que hace para dominarla. Durante un momento, deseo que se deje llevar. Tengo la impresión de que, si lo hiciera, esos idiotas babosos ni siquiera se darían cuenta de por donde les lloverían los golpes. Pero mi lado compasivo decide que lo mejor es que Naruto mantenga la calma y no atraiga todavía más la atención. De este modo, me pongo de su parte y siento que compartimos una misma circunstancia de la que he hecho el lema de mi vida: evitar la confrontación.
    Pero los acontecimientos se precipitan. Temari, una de las pijas de la clase, toda ella mechas y Karin, y amiga de Sakura, se pone a gritar como una histérica cuando le estalla el tubo de ensayo que sostiene entre los dedos. Los productos químicos se desparraman entre cristales rotos por el banco de trabajo y caen al suelo. Por fortuna para Temari, que sigue gritando y agitando sus hermosas manos por encima de la cabeza, las salpicaduras del bullente líquido no la alcanzan.
    Entonces, y por primera vez en lo que va de año, el señor Kakashi levanta la voz y le grita que se calme y empiece a limpiar el desaguisado. Naturalmente, se equivoca, porque ella no ha tenido nada que ver con la explosión. Temari no ha hecho nada. Pero a mí me parece que es mejor que Kakashi la haga responsable de lo ocurrido. No es que yo sea vengativa. La pobre Temari apenas ha cruzado cuatro palabras conmigo, no tenemos ninguna relación. Lo que ocurre es que tengo todos los sentidos en estado de alerta porque algo extraño está ocurriendo, algo que bordea lo inexplicable.
    A todo esto, Sasuke se ha levantado y le echa la culpa a Naruto, pero Kakashi no le hace ni caso:
    -Vuelve a tu sitio si no quieres que te castigue sin patio. Y de paso ayuda a Temari a limpiar todo ese desorden.
    Personalmente, creo que Sasuke está en lo cierto, aunque me guardo muy mucho de expresar mi opinión. En lo que a mí respecta, ese memo puede librar el solo sus batallas, y yo espero y deseo que las pierda todas. Pero el muy idiota no deja de meter bulla, como de costumbre.
    -Ha sido él, señor. Yo lo he visto. -miente- Ha tirado algo, si, ha tirado su... su... -Lo piensa durante unos segundos y añade- ¡Ha tirado su mechero!
    Naruto se vuelve y ve que Sasuke saca de la nada un mechero amarillo fosforescente. Esa es la prueba. Pero yo no me engaño porque, por la mirada de complicidad que le ha lanzado Sasuke a su amigo Shikamaru Nara, sé de dónde ha salido.
    Por desgracia, el señor Kakashi sigue sin enterarse de nada y se pone a examinar el encendedor como si fuera la prueba decisiva en un juicio por asesinato.
    -Señor Kakashi, ¿por qué voy a tener mechero si no fumo?
    Esas son las primeras palabras que le oigo decir a Naruto y, aunque las pronuncia suavemente y con calma, puedo distinguir que esa serenidad es solo aparente. Luego se vuelve hacia Sasuke y le lanza una mirada furibunda; entonces veo que los ojos se le ensombrecen de manera que los círculos verdes se funden con los brillantes iris azules.
    La intensidad de esa mirada es tal que no puedo evitar la tentación. «Una sola vez más», me digo, y empiezo a sondearlo con todo el cuidado del mundo. No obstante, solo puedo hacerlo durante unos segundos porque algo me sobresalta. El aire se enrarece con una extraña manifestación de energía, igual que una tormenta que estuviera a punto de descargar sobre una pradera asolada por la sequía. A pesar de todo, lo más alarmante es que tengo la certeza de que toda esa fuerza procede de Naruto.
    Mientras tanto, la expresión del señor Kakashi ha pasado de la incredulidad a la acusación y en su voz asoma rápidamente la impaciencia. Lo he oído otras veces: es su modo de enfrentarse a los alumnos díscolos que le interrumpen las clases.
    -No es una buena forma de empezar su primer día de clase, Uzumaki. Espero que su conducta de hoy no sea una muestra de lo que será en el futuro.
    El hombre está haciendo un esfuerzo por afirmar su autoridad, pero, la verdad, no sé a quien pretende engañar con esa pose. Cuando el señor Kakashi empezó a compadecerse de sí mismo hasta decir «basta» deje de sentir apego por él. Además desde hace un tiempo está acobardado, prejuzgar y condenar a alguien basándose en una prueba tan poco fiable resulta patético.
    A simple vista, Naruto se muestra sumiso, pero frunce los labios y respira profundamente mientras las manos se le convierten en puños. Está perdiendo el control y lo está perdiendo deprisa.
    Los fluorescentes del techo son los primeros en verse afectados. Parpadean y luego se apagan todos a la vez con un siseo y un chasquido, como si una repentina subida de tensión los hubiera achicharrado. Sin duda ha sido eso lo que les ha ocurrido, aunque no haya sido culpa de la estación transformadora.
    La oscuridad se cierne sobre la clase a pesar de que es de día. Alguien grita y todos empiezan a murmurar. El señor Kakashi se olvida del incidente del tubo de ensayo y levanta los brazos.
    -Por favor, tranquilícense. Permanezcan sentados mientras voy a ver qué ha sucedido con la luz.
    Naturalmente, nadie le hace caso y, tan pronto como sale del aula, los murmullos se transforman en una algarabía.
    Resulta extraño que el brillante cielo otoñal de hace apenas un minuto se haya transformado, al apagarse las luces, en un crepúsculo sobrenatural. Unos negros nubarrones avanzan hacia nosotros a toda velocidad, como una boca hambrienta que engullera el azul firmamento y todo lo que encontrara a su paso.
    -¡Mirad las nubes! -grita Tenten desde una ventana.
    Algunos se precipitan hacia los cristales, pero la mayoría sigue pendiente de Sasuke, que, con Kakashi ausente, sigue incordiando a Naruto.
    -¡Que pelo tan bonito! -se burla, mientras coge un mechón entre sus fuertes dedos de jugador de rugby-. Eh, guapito de cara, ¿no serás mariquita?
    Naruto solo hace un movimiento y se limita a apartar la cabeza. Me maravilla que sea capaz de aguantar tanto sin replicar. En su lugar, yo habría perdido la paciencia hace mucho y había lanzado el primer conjuro que se me hubiera ocurrido. Nunca he sido una especialista en el arte de los conjuros que cambian el aspecto, pero un perezoso, uno de esos peludos de más de doscientos kilos, me parece que sería lo más apropiado en este caso. A Sasuke le iría de perlas. Inmediatamente lo veo colgando boca abajo de las ramas de esos eucaliptos gigantes que abundan en los bosques de por aquí, y no puedo evitar que se me escape una sonrisa.
    Imaginar a Sasuke convertido en un perezoso ha hecho que me olvidara de la inminente tormenta, pero la fuerza con la que se abren repentinamente las ventanas de guillotina me devuelve a la realidad. Papeles, lápices, tubos de ensayo, mecheros Bunsen y todo lo que no está fijo sale volando, impulsado por la fuerza del vendaval, y se estrella contra las paredes o contra otros objetos.
    -¡Demonios! -exclama Sasuke, que, momentáneamente distraído, va hacia la ventana para cerrarla.
    Pero cuál es mi sorpresa cuando veo que, a pesar de su tamaño y su fuerza, es incapaz de lograrlo.
    En ese momento aparece el señor Kakashi con aire estupefacto.
    -¿Qué ocurre aquí? -pregunta, pero enseguida se rehace y, supongo que recordando que es el responsable de todos nosotros, empieza a gritarnos ordenes- ¡Rápido, cierren las ventanas! Según parece, esta es la única aula que tiene problemas con la luz. ¿De dónde ha salido este vendaval?
    Balbucea levemente, y lo encuentro extraño, no lo entiendo. Todo me parece anormal.
    -¡Están atascadas! -chilla Sasuke, haciéndose oír por encima del rugido del viento.
    Entonces me acuerdo de la extraña sensación de hace un instante. Si, se trata de eso. O, mejor dicho, de su resultado: una furia sombría e intensa.
    Unas chicas gritan y se abrazan en un rincón. Otros corren como locos intentando recoger los apuntes que vuelan. Una muchacha se ha sentado en el suelo y se abraza las piernas mientras llora como una niña pequeña. Solo Naruto se mantiene tranquilo. Permanece sentado ante el banco de trabajo, pero en sus ojos hay una expresión sobrenatural, como si estuviera contemplando un espectro o algo parecido. La ventolera le agita la camisa y le revuelve el cabello. Debería notarlo, ya que los mechones le azotan el rostro. Pero esta impasible.
    Brilla un relámpago y tengo la impresión de que todos, salvo Naruto, chillan y esconden la cabeza. Es como si el fogonazo estuviera dentro del aula. Antes de que hayamos tenido tiempo de recobrar el aliento, vuelve a destellar y llena la clase con una luz y un siseo aterradores. Todos gritan a la vez mientras se aferran los unos a los otros y ruedan por el suelo. Ino me agarra del brazo justo en el momento en que resuena un trueno tan poderoso que casi nos deja sordos, y sus dedos me aprietan con tal fuerza que me dejan la marca de las uñas.
    -¿Qué...?
    -No lo sé -respondo mientras consigo zafarme de su presa.
    -¿Así que no eres tú?
    La miro fijamente y niego con la cabeza.
    -Yo no puedo provocar algo así -chillo por encima del rugido de la tormenta-. Nunca he sido capaz de manipular el tiempo, Ino.
    Lo que no añado, porque mi amiga ya lo sabe, es que lo intento y lo sigo intentando hasta desvivirme de pura frustración. Pero la verdad es que no tengo tanto poder. Miro detenidamente a Naruto. Aunque no lo sepa, él si lo tiene. Desgraciadamente, tengo la impresión de que no es consciente. En cualquier caso, lo que no sabe es controlarlo. Y eso si que da miedo.
    Los rayos y los truenos siguen desatándose sobre nuestras cabezas con un fragor incesante. El señor Kakashi intenta calmarnos y hacernos salir, pero sus palabras se pierden en la batalla que los elementos han desencadenado en el laboratorio.
    Sin embargo, ante la duda de cómo puede acabar todo esto, llego a la conclusión de que tiene razón.
    -¡Tenemos que salir de aquí! - grito.
    -¿Qué?
    Los labios de Ino se mueven; la fuerza del vendaval, que está adquiriendo la velocidad de un ciclón, ahoga sus palabras. Veo que otros alumnos de cursos superiores se asoman a la puerta; los demás los empujan y salen corriendo en busca de ayuda, presas del pánico.
    De repente, los taburetes vacíos se convierten en proyectiles. Esquivo uno al tiempo que miro a Naruto, que está sentado en su sitio, de cara al viento. Debe de estar catatónico para aguantar esto sin pestañear.
    Una de las ventanas se hace añicos y, como si sucediera a cámara lenta, veo que todo el mundo se echa al suelo para protegerse. Todos, excepto Naruto, claro. Él permanece rígido en su taburete, con los ojos muy abiertos y, carente de expresión, como hipnotizado; e, inevitablemente, un fragmento de cristal le hace un tajo en el antebrazo y sigue volando por toda el aula. Curiosamente, esa esquirla actúa como el catalizador que interrumpe el hechizo o lo que sea. El viento amaina de golpe y desaparece, como si ya hubiera hecho su trabajo y nunca hubiera soplado. Las ventanas se desatascan y se cierran, y los amenazadores nubarrones se alejan rápidamente.
    Durante un largo medio minuto se mantiene un completo silencio. Tengo la impresión de que toda la clase se encuentra en estado de shock. Lentamente, el señor Kakashi se pone en pie y empieza a organizar grupos para que se ocupen de limpiarlo todo.
    Naruto todavía no se ha movido y eso me preocupa. Esta muy pálido, tan pálido como deben de estar los muertos, Más de la mitad de los alumnos tiene un aspecto semejante, pero parece que la piel de Naruto haya perdido hasta la última gota de sangre, aunque no es así. De donde lo ha alcanzado el trozo de cristal, gotea un reguero de un rojo intenso que cae sobre la superficie del banco de trabajo.
    El señor Kakashi parece que no se ha percatado de la herida de Naruto, así que me abro paso a través del destrozado mobiliario y los equipos rotos y llego hasta él.
    -Naruto está herido -aviso.
    Sin pretenderlo me ha salido voz de estar a la defensiva, y miro a mi alrededor en busca de algo que pueda servir para vendarle la herida. Descubro una caja en la que se guardan trapos viejos, retales que se usan en el laboratorio para limpiar salpicaduras y demás. El viento ha desparramado el contenido, pero, tras un rápido repaso de lo que queda, doy con un trozo de tela limpia.
    Cuando Kakashi ve que el nuevo sangra se le ponen los ojos como platos.
    -¡Oh, Dios mío! -Parece más un idiota balbuciente que un hombre hecho y derecho de treinta y nueve anos-. Muchacho, será mejor que vayas a la enfermería sin pérdida de tiempo.
    Tengo la impresión de que Kakashi se alegrara de perder de vista a Naruto. Menudo cretino. Claro que está ocupado en poner orden en todo este desastre, pero primero debería interesarse por el estado de sus alumnos. Se lo ve tan inseguro... Al final es un alivio que lleguen otros profesores y unos cuantos administrativos, todos estupefactos y alucinados.
    Mientras Kakashi les pide que se acerquen e intenta explicarles lo sucedido, yo le vendo el brazo a Naruto y pongo su otra mano sobre la herida para evitar que el vendaje se mueva y de ese modo cortar la hemorragia.
    -Mantenlo así hasta que deje de sangrar -le digo.
    Me mira, y en sus ojos hay algo extraño, corno si regresara del país de las hadas. Procuro no sondearlo más, porque a veces lo hago inconscientemente. Hiromi nunca deja de advertirme que tenga cuidado. Está claro que con Naruto deberé tener más del habitual.
    El señor Kakashi vuelve su atención al único asunto que puede despachar deprisa.
    -Naruto, vamos, chico, a la enfermería. Allí se ocuparan de ti.
    -No sé dónde está -murmura mientras baja del taburete sosteniendo el vendaje.
    -¿Eh? ¡Oh, vaya! -tartamudea Kakashi, que se pone a buscar con la mirada a alguien para que lo acompañe, sin darse cuenta de que me tiene delante de sus narices-. Si, bien... Enseguida encontraremos a alguien que vaya contigo...
    -Yo lo acompañare.
    Kakashi me contempla como si me viera allí por primera vez, lo cual no me sorprende. Los profesores no suelen reparar en mi persona; y, como eso me gusta, no me molesto en llamar la atención. A pesar de eso, Kakashi, que era mi tutor el año pasado, se presentó en la tienda de Hiromi para descubrir por sí mismo si eran ciertos los rumores que corrían acerca de mí. Naturalmente, no hallo nada sospechoso, ni siquiera algo remotamente siniestro. De todas formas, Hiromi no tenía intención de permitirle que se hiciera una idea equivocada al ver sus cosas, así que no le enseño la trastienda. Nadie entra allí salvo yo, ni siquiera Ino.
    -Claro, Hinata, buena idea -me contesta. Luego se fija con evidente alivio en el vendaje de Naruto- ¿Lo has hecho tú?
    Asiento con la cabeza.
    -Buena chica, Hinata. Ya podéis marcharos. Y ten cuidado con donde pisas.
    Naruto me sigue hasta la puerta y entonces oímos la burlona voz de Sasuke a nuestras espaldas.
    -Sí, ve con cuidado, guapito. Vigila a Cara de Miedo y no se te ocurra meterte con ella en el armario de las escobas. ¡Oh, qué miedo, que miedo!
    ¡Ja, ja! |Que gracioso!, pienso, pero la clase, como de costumbre, se troncha de risa. Son una panda de descerebrados que se dejan llevar por Sasuke como borregos. Un embarazoso coro de provocativos silbidos nos sigue mientras salimos al pasillo.
    Espero k les haiga gustado
    porfa comenten
    CHAWIS
     
    • Me gusta Me gusta x 4
  2.  
    Temarii Juuzou

    Temarii Juuzou Maestre

    Piscis
    Miembro desde:
    6 Agosto 2011
    Mensajes:
    3,078
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Ola
    Bueno, primero, se usa guión largo cuando es dialogo. Segundo, te recomiendo separes los parrafos para que se pueda leer mejor y no nos perdamos en la historia (ese es mi caso =S). Tercero, no estoy segura de que se puedan poner imaguenes en fics que no son historias ilustradas, según yo no, pero eso es cuestión de Lider para ver si te lo quitan o no :D
    Bueno, el tyrama es bueno, NaruHina es una de mis 5 parejas favoritas y espero me puedas a visar de la continuación.
    Bss}
    Bye
    Tema-Ch@n
     
  3.  
    Niné.

    Niné. .

    Virgo
    Miembro desde:
    4 Diciembre 2011
    Mensajes:
    887
    Pluma de
    Escritora
    Linda, te pediré el gran favor de que no publiques a negrita todo el fic, sólo puedes hacerlo para marcar algo de relevancia.

    Y, sólo puedes poner una imagen (como portada), pero siempre e ha pedido que la dejes en spoiler.

    [Spoiler*]imagenaquí[*/Spoiler] Así se pone el spoiler, pero SIN los asteriscos.

    Suerte, espero sigas lo que te digo. :D
     
  4.  
    Nahi Shite

    Nahi Shite Usuario popular

    Géminis
    Miembro desde:
    24 Marzo 2010
    Mensajes:
    820
    Pluma de
    Escritora
    Edito la letra. No se debe publicar un fic a negrilla y tampoco completamente cursiva.
    También edite la imagen, poniéndola en un spoiler.
    Son respecto a la ortografía no es precaria, pero sí hay varias cositas que debes corregir.
    Espero que para la próxima tomes en cuenta lo dicho y no tenga que ponerme en la tarea de editar todo de nuevo. La imagen era exageradamente grande, trata de ser un poco más moderada :-3
    Sayonara.
     
  5.  
    kaatyy

    kaatyy Iniciado

    Sagitario
    Miembro desde:
    13 Diciembre 2011
    Mensajes:
    14
    Pluma de
    Escritora
    holy
    me encanto la historia es muy buena idea mesclar el naruhina con la magia quiero saber ke mas pasa pon la conti pronto porfa
    yo no veo errores y tampoco me fijo no me gusta hacerlo
    solo te felicito poke esta muy bueno sigue asi :D
    cuidate
     
Estado del tema:
No se permiten más respuestas.

Comparte esta página

  1. This site uses cookies to help personalise content, tailor your experience and to keep you logged in if you register.
    By continuing to use this site, you are consenting to our use of cookies.
    Descartar aviso