Un día normal.

Sin problemas, hoy salí de mi cama y del desorden de mi habitación.
Sin muchas ganas de preparar el desayuno, no porque no tuviera ánimos sino porque no me decidia que hacer. Finalmente, opte por un café con leche y nada más.
Sin más, recurrí a vestirme para irme a trabajar.
Sin tristeza aunque un poco de desgano salí a la calle... y me dirigí a mi empleo.

El día continuo tranquilo, con calor pero nada que pudiera distraerme aunque la sensación de soledad y culpa se retorcía levemente en mi pecho. Una falsa sonrisa y a seguir adelante.

Sin ganas de ver a mi terapeuta, me refugie en la cocina de mi empleo con mis compañeros y más tarde, recibi mi pago regresando a casa. Pensando en mejorar mi persona...